Para el día de hoy (05/06/14)
Evangelio según San Juan 17, 20-26
La unidad de los cristianos debería ser reflejo de la Trinidad, es decir, vínculos indisolubles e inquebrantables de amor que implican el conocimiento y reconocimiento del otro y la reciprocidad en el cuidado, el respeto y el afecto, el salir de sí mismo e ir al encuentro del otro sin reservas.
Sin embargo, a través de la historia hemos truncado, a menudo con violencia y resentimientos perdurables, ese sueño primordial del Creador. A veces con palpables y explícitas razones doctrinarias, a veces con una soberbia militante, a veces por celos y por ansias tóxicas de poder y dominio.
Pero por más fundamentos que puedan argumentarse, el Maestro encomienda a los suyos a su Padre desde otros aspectos.
Esos aspectos tienen que ver con la esencia de Dios, el amor, de cómo guardamos en nuestras profundidades la Palabra y la ponemos en práctica, de cuanta caridad somos capaces de sembrar, pero también y muy especialmente de volvernos capaces de descubrir a Dios en el rostro y en la existencia del hermano.
Ese Dios que resplandece en el otro -tan hijo y tan amado como el que más- nos conduce también a la fé.
Es menester volver a creer en el hermano, con la misma intensidad que profesamos nuestra fé en Dios
Porque el signo de la Buena Noticia es la comunidad de los creyentes, familia creciente, ámbito de paz y de justicia que llamamos Iglesia.
Paz y Bien
2 comentarios:
La unidad de los cristianos debería ser reflejo de la Trinidad, estamos siendo llamados constantemente a la unidad, que Dios nos conceda su gracia.
Que Dios nos haga familia, nos congregue a su alrededor, nos haga hablar su misma lengua en este Pentecostés que nos está llegando.
Gracias por su presencia y sus palabras
Paz y Bien
Ricardo
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