Para el día de hoy (18/08/09):
Evangelio según San Mateo 19, 23-30(Hay que comenzar a rumiar en silencio: el Reino de los Cielos está aquí y ahora, entre nosotros.
No se trata de algo futuro, al que se accederá -o nó- luego de la muerte, luego de nuestro paso por esta tierra, nada de eso.
El Reino de los Cielos tiene el color de un hoy permanente, y se trata de vivir lo que el Maestro nos enseña.
Por ello, la entrada a ese Reino -hoy mismo- le está vedada a los ricos; en realidad, es mas veraz decir que el rico se autoexcluye del Reino, pues ha puesto su confianza en sus posesiones, pues presta devoción al dios Dinero... ¿Dónde queda entonces la soberanía del Dios que nos ama, dónde queda entonces la vivencia de ese Padre que nos busca, dónde queda entonces el negarse a sí mismo, el dar y darse por los hermanos, dónde queda la comunión y la solidaridad?
Por ello Jesús es terminante: es más fácil el paso de un camello por el ojo de una aguja que la entrada de un rico a su Reino.
Y hemos de estar preocupados, pues la riqueza no se trata sólo de acumulación de posesiones y dinero: es una cuestión de corazón.
Nosotros también podemos ser ese rico imposibilitado de entrar al Reino de Jesús, aún sufriendo estrecheces económicas.
Cuando ponemos la confianza en las cosas y posesiones antes que en el Padre de todos, cuando nos guardamos todo para sí mismos, cuando no compartimos con los hermanos, especialmente los más humillados y necesitados....
Y comienza el círculo nefasto de creernos salvos por determinada pertenencia,o por efectuar actividades cultuales específicas.
El culto se pervierte y es blasfemo cuando no es expresión de una vida que se dá y que expresa a ese Jesús que ha muerto y resucitado por nosotros.
Se vislumbra con espanto que muy pero muy pocos podrán, entonces, entrar a su Reino.
Pero nos recuerda el Maestro que somos hijas e hijos de un Padre que es Misericordia, y que nada es imposible para Él.
Habrá que correr el riesgo de perder y abandonar las falsas seguridades y renegar de toda mezquindad... Y confiarse a los brazos de Aquel que nos ha salvado y que constantemente nos busca, sin importarle demasiado nuestros méritos, sino antes bien un corazón grande capaz de dejarse querer)
Paz y Bien
6 comentarios:
totalmente de acuerdo contigo, me ha gustado mucho.
un abrazo
Creo que es una de las más grandes tentaciones eso de pensar de que es demasiado difícil el salvarse, si bien requiere una alta cuota de esfuerzo diario, esfuerzo constante e intenso, eso no quiere decir de que debemos mirarlo demasiado difícil, es difícil, pero no tan difícil que hasta nos parezca imposible, si nos parece imposible es porque no hay suficiente fe en Dios, y por ende, en nosotros mismos, porque quien no Confía en Dios, en su gracia que libera y ayuda, es incapaz de creer en sí mismo para poder luchar y liberarse.
Claro que para el que confíe siempre en su poder económico, político o social, más que en su poder de encuentro con Dios y consigo mismo , muy probalemente le sea demasiado difícil, por no decir imposible, el poder salvarse, porque salvarse es servir a los demás confiando en Dios y partiendo de Dios para llegar nuevamente a Dios.
Totalmente de acuerdo con su post. Saludos, aunque no todos los días dejo mi huella escrita, eso no significa que no paso a leer sus post, que son como pequeñas cápsulas con una fuerte vitamina espiritual. Bendiciones.
Hace unos meses le pregunté a un amigo metodista si creía en el más allá. Me contesto esto: "El Reino de los Cielos es aquí y ahora."
En ese momenmto no lo entendí. Ahora me doy cuenta de a que se refería. Es una cuestión de lógica: el mandato de Cristo y sus enseñanzas son para vivirlas. Después ya no se pueden vivir.
Me falta mucho por aprender. Te comento que voy a ir a unos talleres de Teología de la Liberación a partir de este jueves y hasta noviembre, en el Olimpo. No se si estás enterado del tema...Si sabes y vas a concurrir podríamos conocernos finalmente.
Un abrazo. Paz y bien.
Gracias María Jesús por tu presencia y tus palabras. Dios te colme de alegría. Un saludo afectuoso. Paz y Bien. Ricardo
Mi muy querido hermano Enrique, sus palabras dan valor verdadero a esta simples reflexiones, y su comunión y oración son fortaleza para mí y los míos en estos momentos de cruz que atravesamos. Dios lo ilumine siempre y sostenga en su ministerio. Un abrazo fraterno en Cristo y María. Paz y Bien. Ricardo
Querido Marcos, me quedo con algo que aseverás y que debería primar en todos nosotros: "me falta mucho por aprender". Ojalá todos tuviéramos esa humildad y entereza de espíritu para darnos cuenta de todo lo que está ahí para conocer y no queremos verlo... Con respecto al Curso, estaba medianamente enterado, pero ando con algunos inconvenientes: tuve a mi papá dos meses internado en un hospital público (con todo lo que ello implica en este país, vos lo sabés) y, en el intermedio, tuvimos que internar a mamá, la cual partió a la Casa de Dios el 26 de junio...Y todo eso implicó que mi esposa y yo viviéramos todo ese tiempo en ese lugar con los viejos (mis hijos ayudaron, pero corrían demasiados riesgos por la gripe A). Por gracia de Dios pude traer a papá a casa, hemipléjico y totalmente dependiente, pero estoy escasísimo de tiempo por el trabajo y por sostener dos hogares... De cualquier modo, Dios nos concederá encontrarnos café mediante y charlar. Te ruego algún minuto de oración por los míos, y gracias por tu presencia fraterna constante. Un gran abrazo en Cristo. Paz y Bien. Ricardo
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