Un Dios compañero y cotidiano


Para el día de hoy (03/09/09):
Evangelio según San Lucas 5, 1-11

(Jesús enseñaba a miles a la vez.
Multitudes se amontonaban a su alrededor para escuchar la Palabra de Dios.
Sin embargo, ver a tanta gente junta no obstaba para que perdiera de vista a las personas en su singularidad, en su individualidad, en su identidad única.

Quizás -sólo quizás- en lo cotidiano, en lo de todos los días sea en donde se manifieste con mayor certeza lo que somos cada uno de nosotros.

Allí, en lo que nos es diario y habitual, se hace presente Él.

Y pide, no impone -por eso a Pedro le pedía que apartara un poco su barca de la orilla-

Suele suceder que lo diario esté impregnado de rutina, y que esa rutina nos haga perder de vista el horizonte y nos vuelva obstinadamente estériles...Horas y horas gastadas sin frutos buenos, siquiera un pequeño pez logramos atrapar en la vorágine o en el hastío de nuestros días.

Pero Él no nos deja, jamás nos abandona y pide subirse a nuestra barca.
Se hace compañero en nuestra cotidianeidad.

Y su Palabra que es afecto y poder,nos transforma y nos quita la máscara asfixiante del miedo.
Y allí mismo es cuando ese Dios Todopoderoso, hermano y Salvador, compañero y Redentor nos dá muchísimo más de lo necesario. Tanto que la red de nuestro corazón parece estar siempre a punto de estallar de tan llena y plena de vida)

Paz y Bien

4 comentarios:

Angelo dijo...

De vez en cuando la rutina se rompe. Ayer por defender a la Iglesia en un foro, tuve la oportunidad de asemejarme a Ntro. Señor. Me pusieron de todos los colores. Hasta visitaron mi página para luego poder insultarme. Me han tachado de fanatico religioso. Pues hoy pido oraciones para que sepa ser testigo fiel sin miedo a las ofensas. Desde luego la rutina estos días no está presente en mi vida. Sobre todo desde el sábado que presenté la campaña del Rosario. Menudas tortas de otros sitios me están dando. Gracias

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Mi estimado hermano, siempre estás presente en mis oraciones, y dado lo sucedido, oraremos con más ahínco. Más allá de lo degastante que pueda ser, siento de mi parte un gran orgullo y alegría por el testimonio que has prestado y que prestas, y que puede resumirse en aquello de que creo en Dios y me siento a gusto con Él...
¡Ánimo! que no caminas solo en este peregrinar -en estos momentos difícil-. ¡Valor! porque el Espíritu del Resucitado habla por tí. Y me tomo el atrevimiento de hacerte llegar una antigua bendición del pueblo de Israel (Num 6, 24-26) que hizo muy suya nuestro santo hermanito de Asís, y que ruego hagas extensiva a los tuyos:

"El Señor te bendiga y te guarde
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz.
El Señor te bendiga, hermano..."

Un gran abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

Anónimo dijo...

Ricardo, esta entrada me reconforta en estos días de tribulación, sé que el Señor me acompaña y que algo a de querer que aprenda, por eso estas lecturas me ayudan a saber esperar y escuchar, gracias.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida Queoquina, también estamos viviendo desde hace unos meses conlos míos momentos de cruz...Algo he contado aquí en el blog, momentos de gran prueba, dolor y pérdida que requieren tenacidad en permanecer firmes en lo que creemos. A nosotros nos sostuvo la oración de muchos amigos y hermanos...Y me tomo la libertad de recomendarte y compartir contigo una lectura que me ha mantenido en pié y me ha hecho encontrar significado pleno a lo que estoy viviendo: 2a carta a los Corintios 4, 7-10.16-18. Gracias por tu presencia constante. Un abrazo grande. Paz y Bien. Ricardo

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