Tiempo de sueños, hora de no dormirse

Para el día de hoy (26/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 34-36


(Quizás debido a una visión a menudo errónea -un dios juez, fiscal y verdugo- la idea del juicio por parte de ese Cristo a su regreso nos puede preocupar, espantar y teñirnos de un rictus demasiado serio y adusto.
Sin embargo, lo fundamental es que Dios se hace historia: no participa como un severo espectador desde un cielo inaccesible, observándonos como quien mira una colonia de hormigas.
Dios se hace historia, se hace hombre, se hace tiempo, se hace uno de nosotros en un Niño que llora su hambre en brazos de su Madre. Es el sueño mayor, tal vez el sueño escondido, ése que nos dá la certeza que transpondremos las puertas de la muerte, y que la eternidad comienza aquí mismo.

Aún así, es un sueño extraño, como extrañas son las cosas del Reino: es un sueño que para disfrutarlo en plenitud y vivirlo en su totalidad, implica el no quedarse dormidos. En la cotidianeidad, demasiadas preocupaciones inútiles, el acoso cruel del dinero y la absolutización de lo que no tiene sentido ni importancia nos colman de modorra, nos duermen la esperanza, nos sobrecargan el alma en vano.

Pero es tiempo de andar ligeros, con la mirada clara, ser capaces de encontrar en plena noche a ese Niño que ha buscado abrigo con sus padres en un refugio de animales, pues lo han rechazado en todas las posadas. Y festejar, y alegrarse porque es la vida que persiste tenaz.

Para andar ligeros, es menester la oración y el servicio: la oración no como repetición a ultranza de fórmulas, sino más bien vidas orantes, y el servicio como distingo del salir de nuestras caparazones de egoísmo al encuentro del otro.
Oración y diaconía nos aligeran los pies y el corazón)

Paz y Bien

2 comentarios:

Marian dijo...

¡Gracias Ricardo por tu presencia, por tus
palabras.!
Dios te bendiga y te colme con Su gran amor.
¡Feliz día de nuestra Madre Milagrosa!
Un abrazo.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Que el Dios de la Vida y de todo consuelo nos regale un tiempo de paz y luz, porque con todo y a pesar de todo querida Marian, Él está llegando a nosotros en la humildad de un Niño pequeño. No hay nada más importante.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba