Fruto y Palabra

Para el día de hoy (25/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 29-33


(Todos estos días hemos venido rumiando el Evangelio según San Lucas, en ese gran bloque que es el discurso apocalíptico de Jesús. Lamentablemente y, por lo general, el término Apocalipsis tiene connotaciones negativas en nuestro mundo y en nuestra cultura.
Ella refiere pura y exclusivamente a lo postrero y a lo escatológico, es decir, a cuestiones que implican el paso previo por la muerte y la segunda venida de Jesús, previa aniquilación de la humanidad.

Sin embargo, Apocalipsis en su significado primero significa revelación, y desde una fé que nos transforma primero la mirada, todo se nos revela distinto y la esperanza en su humildad se nos descubre con raíces fuertes.

Las señales están allí, presentes y vivas, latiendo ante nuestros ojos y en nuestros corazones aún cuando nos agobie el dolor o nos acose la rutina y la vorágine diaria.
La Palabra es Palabra de Vida y Palabra Viva, Palabra que permanece a pesar de que el mundo se nos haga una centrífuga que arrastra todo a su paso y nada deja en pié.

El Reino está cerca, crece sin prisas ni pausas ni imposiciones en los corazones de cada mujer y cada hombre con ganas de estar vivos junto a los demás.

El Reino acontece frutal y se revela en la sencillez del abrazo, en la fecundidad de la compasión, en la contundencia de la misericordia, en la solidaridad que se hace revolucionaria, en la verdad que se vive y es liberación, en la bendición de la escucha y el buen humor, en los gestos mínimos de cortesía, en el hambre brutal que se mantiene a raya, en los pueblos que se yerguen firmes en la búsqueda de su dignidad innegociable, en los niños que crecen en paz y familia, en el pan que se comparte sin condiciones.

La eternidad se entreteje en nuestro presente porque Dios ha querido hacerse hombre en Jesús de Nazareth, y allí se arraiga nuestra esperanza)

Paz y Bien

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