Derrumbes

Para el día de hoy (22/11/11):
Evangelio según San Lucas 21, 5-9


(El Templo de Jerusalem era mucho más que el punto neurálgico de la fé de Israel: era más bien el centro religioso, político y nacional. Más aún, no es aventurado afirmar que, para muchos, significaba el centro del universo, fueran fieles de Judea o de la Diáspora.

Desde los tiempos del rey Salomón, su magnificencia asombraba a todos los que podían verlo y transitar entre sus muros: enorme, resplandeciente de pompa y boato, con hermosas piedras y ofrendas votivas, desbordante de fulgor y riquezas concitaba todas las miradas y las almas.

A pesar de todo ello, Jesús anuncia que de todo ello no quedará piedra sobre piedra; en parte, profetiza la destrucción del Templo a manos de las legiones romanas de Vespasiano y Tito alrededor del año 70.
Pero sólo en parte.

Es también anuncio y profecía de otros derrumbes, tan decisivos como el del Templo. Son las catástrofes que se advierten cuando se caen las estructuras de todo aquello que consideramos indestructible, cuando se trastoca esa arquitectura del alma que nos hace considerar sagrado aquello que no lo es, cuando se prestan oídos y atención a poderosos anunciadores de premios y castigos divinos.

Somos pequeños y frágiles, fácilmente abatibles -aún los más bravos-, y estamos a la deriva de vientos borrascosos, los vientos mundanos y las tormentas de los estados de ánimo.
Sólo permanece lo que encuentra fundamento en lo que no perece, en lo que permanece con todo y a pesar de todo.

En ese Cristo Resucitado que se levanta está nuestra esperanza)

Paz y Bien

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