Espacios para la alegría


Para el día de hoy (06/05/10)
Evangelio según San Juan 15, 9-11

(Como sarmientos unidos a la vid verdadera, se nos comunica la savia de la Vida plena.

Esa savia nos hace dar los mejores frutos, y su cosecha será motivo de alegría infinita. Por ello, quizás todo deba reflexionarse desde lo dado, desde lo que se regala, desde la entrega de la vida misma... desde el amor mismo.

Nos hemos acostumbrado -quizás en demasía- a lo institucional, a lo canónico, al cumplimiento de preceptos. No está mal, es claro, pero el mandamiento del amor vá mucho más allá de la observancia de normas, rompe cualquier molde humano que se quiera imponer y se escapa a la mezquindad del trueque, de la búsqueda de recompensas por actos virtuosos.

El Maestro mismo nos ha hecho sus amigos, sus hermanos; nada se ha reservado para sí, ha revelado íntimamente su relación con el Padre, ha dado su vida sin reparos por todos y cada uno de nosotros... Si hasta en el momento final de su Pasión, en medio de sufrimientos atroces, se ha desprendido de su Madre y la ha entregado como tal a sus hijas e hijos, tú y yo.

Por eso mismo, el mandamiento de amor que nos ha dejado y que nos expresa como camino a la alegría plena van por el mismo sendero del darse, del entregar la vida por el otro. Ese entregarse, ese desprenderse de sí mismo para que el hermano viva significa permanecer en el amor de Jesús que es el amor de Dios, y no hay mayor alegría posible.

Frente a un mundo que ofrece frutos macerados del culto al yo, de la exacerbación del placer, de la avaricia y del egoísmo como felicidad, hay que definirse...

Sólo desde el desprendimiento y la donación, desde el amor que pasa por la gratuidad -y no la sensiblería- será posible la alegría, será posible ser habitados por el Espíritu, será posible hacernos morada viva de Dios.

Quizás sea tiempo de suplicar que el viñador nos pode lo que viene sobrando.
La alegría es posible por lo dado, por los dones de la Gracia y por lo que nos damos a los demás, cuando nos vamos vaciando de todo interés personal para que el hermano viva.
Supliquemos la poda, supliquemos abrir espacios)

Paz y Bien






1 comentarios:

José Luis Carvajal dijo...

Muy bueno, que el Señor nos enseñe a permanecer en su Amor, a guardar su Palabra y a que nuestro gozo sea perfecto...

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