Para el día de hoy (28/05/10):
Evangelio según San Marcos 11, 11-25
(Esa higuera cercana al camino, plagada de hojas secas y sin producir ningún fruto es símbolo de muchas vidas.
Vidas sin frutos, vidas estériles, corazones que se han adulterado y que han quedado atados a la exterioridad de las formas sin ningún cambio raigal. Ese formalismo neto supone a su vez el comercio religioso, esto es, buscar las prebendas y favores divinos a cambio de determinados actos pseudopiadosos.
Nada sucede por casualidad, y esto se aplica muy especialmente a la Palabra; hay un signo profundo que bulle en la asociación del relato e la higuera estéril y la expulsión de los mercaderes del Templo.
Ese vuelco de las mesas de los cambistas es también imagen de metanoia, símbolo por excelencia de conversión.
Porque el Templo ha de ser Casa de Oración y no refugio de bandidos y ladrones, porque cada persona es ahora templo vivo de Dios, es un momento ideal para suplicar que a nosotros también nos vuelque todas las mesas de intercambio que portamos.
Dejar de lado hojarasca fútil para que surjan los frutos del Reino, justicia y alegría, paz y liberación.
Erradicar de una vez por todas al cambista, al comerciante que podamos alojar para que Dios ocupe el lugar que le corresponde en este Templo andante y latiente que somos)
Paz y Bien
Fredy...
Hace 1 hora.
4 comentarios:
Jesús se muestra tajante con aquello que no da fruto, los cambistas siguen existiendo en todas partes y las higueras estériles abundan con su indiferencia y se van mezclado con lo que es fructífero, lo malo de estas relaciones es que a los que dan algo de fruto, se les pega con el tiempo la friadad y son peores que los otros dos. En muestra Iglesia tenemos a los teólogos liberales, que pudiendo dar fruto enradecen lo sano.
Gracias por su visita, estoy a su lado por lo de sus padres, los dos al tiempo es muy doloroso.
Reciba mi ternura.
Sor.Cecilia
Subrayar que los cambistas y comerciantes eran necesarios en el templo para los usuarios de éste: podían comprar las tórtolas para los sacrificios (como haría el propio José en la presentación del niño Jesús) o cambiar el sucio oro "gentil" por otro "agradable a Dios"
Tampoco podemos reprochar a una higuera que no de sus frutos "a destiempo"
Pero Cristo, como bien nos recuerdas, no rehuye dar al césar lo suyo (como nosotros a nuestro diario deber) si no estar bien atento a dar frutos de santidad. Y no me enrollo más
Un saludo en el Amigo,
Al + Mc
Le envío un afectuoso saludo, sor Cecilia, y un profundo agradecimiento junto con mi oración.
Paz y Bien
Ricardo
Sin dudas, hermano, el Maestro no rehuye dar al César lo suyo y a Dios lo que es de Dios. Y en este mundo todo parece cada vez más del César, y cada vez menos de Dios.
Quizás -sólo quizás- sus hijas e hijos deban mirar la calidad de sus cosechas desde la oración, y ver si son del agrado del Viñador.
Un abrazo fraterno en el Dios de la Vida
Paz y Bien
Ricardo
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