Para el día de hoy (11/12/10):
Evangelio según San Mateo 17, 10-13
(El pueblo de Israel esperaba con ansias el regreso del profeta Elías; ese retorno anticiparía, por un lado, el regreso inminente del Mesías y por otro lado, reconstruiría la comunidad, haciendo volver los corazones de los hijos a los padres y de los padres a los hijos.
La comunidad sería reconstruida desde la reconciliación y la familia.
Sin lugar a dudas, ese tal Elías -o la idea de él- era de suyo peligroso: cuando hay familias firmemente asentadas, cuando la comunidad es edificada desde la justicia no hay espacios ni posibilidad para el dominio y el sometimiento.
Y así como suele suceder con muchos enviados de Dios, los discípulos se han dado cuenta tarde, muy tarde, que Elías ya había regresado y había comenzado su tarea de restauración y conversión. Nos suele suceder también a nosotros, que nos damos cuenta quien ha pasado por nuestras vidas y cuanto bien nos ha hecho una vez que lo hemos perdido.
La tarea del Bautista -Elías que ha regresado- no quedará inconclusa ni relegada a un grato recuerdo. Él ha dado el paso inicial que santificará y hará pleno Aquél que es esperado desde siempre.
Jesús viene en ese mismo sendero, para edificar y reconstruir lo que se ha derrumbado desde una perspectiva eterna: la comunidad nace y crece ante todo desde Él, por impulso del Espíritu, y no tanto por amenazas de castigos ante la falta de conversión.
La comunidad es recinto abierto y fructífero porque el Maestro ha revelado que Dios es ¡Abbá! ¡Papá!, y de allí que todos somos hermanas y hermanos.
Allí está la raíz de toda justicia -la fraternidad- y allí también estará la rabia y el odio de los poderosos.
Toda comunidad que tiene por pilares justicia y fraternidad es contraria desde su raíz a cualquier intento de sojuzgamiento y de explotación del hombre por el hombre mismo.
En este tiempo santo que se nos ha regalado, tiempo de espera de un Niño maravilloso, quizás nos toque redescubrir a otros tantos Elías de nuestro presente, que desde el servicio, la humildad y el silencio van haciendo espacios vitales para que nadie quede excluido.
Espacios sagrados en donde la vida florezca y se expanda, y que llamamos familia, comunidad, Iglesia)
Paz y Bien
Misión de reconstrucción, pilares de justicia
Contenidos:
Adviento 2010,
Evangelio para cada día
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario