Espíritu de coraje, verdad y perdón

Para el día de hoy (16/10/10):
Evangelio según San Lucas 12, 8-12

(Aliento de vida, fuerza del Maestro que habla por nosotros.
Soplo de Misericordia que hablará por nosotros dando testimonio de la verdad, revistiéndonos de coraje frente a las persecuciones.
Fuego que nos enciende la existencia frente al frío paralizador del miedo.

No hay porqué temer, es el mayor don, Dios en nosotros.

Renueva la faz de la tierra y dá una nueva oportunidad: compasión y Misericordia, ternura y providencia, amor expresado en el perdón.

Más aún: el extremo del perdón por no saber reconocer a Jesús como Salvador.

Podemos volver la espalda al mismo Maestro, y encontrar esa compasión que nos salva.
Pero si rechazamos ese Espíritu que es todo Misericordia y perdón que nos renueva y recrea... ya no hay más.
Es el tiempo de Dios y el hombre: si rechazamos el perdón que se nos regala, no podemos ser perdonados.

No hay que temer, aún cuando nos descubramos muy pequeños e inermes frente a los embates del mundo: el Espíritu hablará en todo momento y lugar con la fuerza increíble de la Verdad)

Paz y Bien

4 comentarios:

Ana Belén dijo...

Es ese perdón el que nos levanta, el que nos renueva por dentro, el que nos recuerda que somos personas y nos anima a seguir aprendiendo, disfrutando de la vida... y a mirar a nuestro prójimo con misericorida, con la misma misericordia que hemos recibido gratis de nuestro Señor Jesucristo.
Me ha gustado mucho esta meditación.
Un abrazo

Magicomundodecolores dijo...

Somos sus criaturas y hasta que no lo interioricemos, hasta que no aprendamos de verdad a orar con el corazón, no llegaremos a un diálogo con Él. Pero siempre tendremos la certeza de que todo viene de Él y su misericordia es eterna.
Un abrazo en Jesús y María

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias, Ana Belén por tus palabras; el Reino quizás se nos descubra más sencillo y actual si nos volvemos capaces de mirar con Su Mirada.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Qué gran verdad, querida Marisela! Descubrirnos criaturas, es decir, criados por la bondad de sus manos. Nos acompaña la totalidad de nuestra existencia con el mismo tesón y la misma ternura que un Padre y una Madre para con sus niños. Allí late la Misericordia.
Es muy grato volver a leer tus palabras.
Un abrazo en el Dios de la Vida
Paz y Bien
Ricardo

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