Para el día de hoy (14/07/11):
Evangelio según San Mateo 11, 28-30
(A veces, una mirada simple y sencilla nos devolvería la profundidad que nos anda faltando, por vivir a una velocidad insana en estas ciudades tan grandemente individualistas y anónimas y por habernos acostumbrado -tristemente- a lo que no puede ni debe ser.
¿Cómo mirar y ver con sencillez a ese Jesús que hemos querido dejar entronizado en la lejanía de los altares?... Quizás volviendo a descubrir a ese joven artesano galileo, hombre pobre por elección que iba de aldea en ciudad hablando de Dios, de un Dios con el que estaba identificado plenamente, de un Dios al que veía como Padre con entrañas de Madre.
Un Jesús que no iba imponiendo ortodoxias ni diseminando doctrinas, sino que hablaba de modo habitual y con fluidez de amor, de felicidad, de liberación.
Un Jesús inclinado permanentemente hacia el enfermo, al que sufre, que sentaba a su mesa al excluido y al despreciado, que se volvía Él mismo alivio de tantas penas, esperanzas en medio de tanta confusión.
Tenemos pendiente, quizás, nuestra Pascua profunda y personal: ese paso por dar que implica volverse viento en estos infiernos de olvido y destrato, agüita fresca para los hermanos sedientos de vida, camino sin piedras para que muchos puedan andar con pies ligeros.
¿Será muy complicado, es ideal ingenuo?
Nada de eso: una Iglesia que es fiel a su Maestro y que jamás reniega de su misión, es comunidad en donde resplandece el alivio, en donde mengua el dolor, en donde florece el Reino porque acontece la liberación de tanto yugo impuesto)
Paz y Bien
Pascua del alivio y la liberación
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