Para el día de hoy (18/07/11):
Evangelio según San Mateo 12, 38-42
(Es difícil negarlo pues no es infrecuente: buscamos con ahínco la señal mágica, el hecho espectacular, el prodigio que deslumbra y nos volvemos devotos milagreros. De allí a comenzar a rotular el regalo de la fé con las etiquetas de Jesús sana y salva, Jesús es la solución y tantos otros etcéteras hay un solo paso.
Pero nada de ello habla de la fidelidad de Jesús al sueño de Abbá, y de las esperanzas puestas en cada uno de nosotros; Dios cree en nosotros mucho más de lo que nosotros en Él.
La sujección a esa búsqueda perversa no es fé, es apenas una adhesión tibia a una ideología religiosa que es causa usual de opresión pues se trata de vidas que no se animan a transformarse, de trigo en donde la levadura está ausente.
Si queremos hablar de milagros, basta abrir los ojos y mirar y ver.
El milagro del despertar, de la vida que se renueva, el milagro de la compasión, el milagro de la solidaridad, el milagro de la sonrisa, el milagro del que se levanta del fango, el milagro de toda liberación humana, el milagro de la amistad, el milagro de la mano de Dios en cada gesto cordial de la naturaleza.
El milagro mayor de morirse para vivir para siempre, para que la muerte no decida y no tenga la última palabra)
Paz y Bien
Las viejas heridas
Hace 3 horas.
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