Mucho más que dos milagros

Para el día de hoy (04/07/11):
Evangelio según San Mateo 9, 18-26

(Una primera reflexión acerca del Evangelio para el día de hoy, nos lleva a meditar acerca de dos milagros realizados por Jesús, la sanación de una mujer que durante doce años padeció una hemorragia irregular y el regreso a la vida de una muchacha que -aparentemente- acaba de morir.
En Jesús se encuentra la vida y la salud.

Son dos mujeres: una que recién se está abriendo a la vida y es interrumpida brutalmente por la muerte. No podrá ser madre, no podrá crecer, no tendrá la posibilidad de ser feliz y plena.
La otra, ya adulta, a la que la vida se le escapa en esa sangre que pierde.

Sin embargo, es menester tener en cuenta otras cuestiones que han de enriquecernos la rumia.
En aquellos tiempos, estaba taxativamente prohibido tanto el contacto con un cuerpo muerto como con alguien impuro: el transgresor quedaba a su vez impurificado, y como tal, debía ser excluido de la vida religiosa y comunitaria. A ello debemos añadir también la condición social de la mujer: se encontraba relegada a parir hijos y a obedecer al esposo, apenas algo más que una esclava, sin voz y sin derechos.

Jesús sabe y conoce bien esto: ha sido criado como varón judío observante de la Ley. A pesar de ello, no pone trabas, no excluye, no condiciona, no fija precios ni horarios, nada exige a cambio.
Es el perfume nuevo de gratuidad y bondad de la Buena Noticia, la irreverencia santa que es capaz de quebrantar toda norma que implique exclusión, abandono, desprecio, asumiendo todos los riesgos que ello provoque.

Hay un áurea de atrevimiento en todo el pasaje: el padre de la muchacha, funcionario importante, que se anima -contra toda lógica- a postrarse ante ese rabbí galileo, sabedor en su alma que Él puede rescatar a su niña. La mujer enferma, que sin importarle esas normas inhumanas, se atreve a arrastrarse para tocar los flecos del manto del Maestro, con la convicción de que su cercanía significará el fin de su padecer.

Quizás la fé signifique precisamente ello, el confiar en Alguien concreto, Jesús, antes que adherirse a un canon de creencias y normas.
Desde ese atrevimiento y esa confianza suceden los milagros, la obra conjunta de la mano bondadosa de Dios en conjunto con el hombre.

Nos queda una invitación a la irreverencia humilde, al atrevimiento manso para que nadie quede excluido, para que haya vida y salud para todos.
Esa es la mejor de las noticias)

Paz y Bien

2 comentarios:

Rafa dijo...

Gracias por esta magnífica reflexión del Evangelio de hoy. Lo que debemos tener claro es que nuestra actitud tiene que ser siempre humilde, y por otra parte, la fe, no sólo mueve montañas, sino que sana y salva de la muerte. la muerte física y la muerte cuando la tentación nos vence y os vemos envueltos en el pecado. Acudamos siempre a Jesús, que es el médico de nuestros cuerpos y nuestras almas. Pidámosle que nos aumente la fe.
Un abrazo y que el Señor te bendiga.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias por tu presencia y tus palabras, hermano.
Él está allí y se está acercando siempre, tendiendo su mano amiga para levantarnos de nuestras postraciones: está en nosotros ponernos de pié.
Un abrazo fraterno en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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