De los privilegios como malas noticias

Para el día de hoy (08/03/10)
Evangelio según San Lucas 14, 24-30

(-...Ningún profeta es bien recibido en su patria...-

Así definía el Maestro -no sin tristeza- el alma cerrada de sus paisanos nazarenos.

Seguramente, muchos de nosotros estamos allí, esa mañana en esa sinagoga.
Como sus paisanos, creemos saber todo de Él -tanto tiempo entre nosotros, es el hijo del carpintero, lo conocemos bien-, y por esa creencia no aceptamos la novedad de su Palabra.

-Porque Él habla con la fuerza del Espíritu, y es ese Espíritu el que siempre hace nuevas todas las cosas, renueva la faz de la tierra y recrea los corazones caídos-

Seguramente, muchos de nosotros también exigimos que se cumplan determinados milagros: creemos tener derecho, por conocerlo, a ciertas prerrogativas por sobre otros, nos irrogamos la pretensión de disfrutar de especiales privilegios.

Y allí, precisamente allí, cuando se quieren esgrimir privilegios se cierra toda puerta a lo nuevo y toda noticia se torna mala.

Porque los milagros suceden cuando hay corazones abiertos para recibir la Buena Noticia; los milagros suceden -y se descubren- cuando hay corazones que reciben la Palabra.

Así sucedió con la viuda de Sarepta -mujer y pagana- a quien fue enviada el profeta Elías; así sucedió con el jefe del ejército sirio, Naamán, a quien fué enviado el profeta Eliseo con un mensaje de misericordia y sanación de parte de Dios.

Y así puede suceder en el momento y lugar más impensado, en especial en quien suponemos de antemano excluídos de toda posibilidad de gracia y bondad de Dios.

-La Gracia y la Misericordia de Dios superan cualquier mesura, todo límite, y llegan más allá de cualquier frontera. Inclusive y especialmente, más allá de nosotros como comunidad, como Iglesia-

Cuando se cae el muro falso de los privilegios, se desata la rabia y con aquellos nazarenos, el rostro se nos vuelve iracundo.
Esa rabia se expresa de muchas formas hacia el prójimo/próximo y hacia Dios.

Pero sucede el milagro: Jesús no se deja atrapar por odios, iras y rabias, pasa por en medio de cualquier multitud de pecados y atraviesa el corazón más cerrado, como atravesará las fronteras infranqueables de la muerte.

Es un maravilloso sendero para transitar en este tiempo: caminito en donde se descubre la infinitud de la Gracia y la Misericordia de un Dios Padre y Madre, tiempo magnífico para redescubrir a ese Maestro que pasa por en medio de todas nuestras miserias)

Paz y Bien








2 comentarios:

Angelo dijo...

La palabra clave es la del corazón abierto. Realmente Dios suele puede obrar a quien le abre su corazón. La luz no puede entrar cuando las ventanas están cerradas. El milagro no puede ocurrir cuando no hay fe. ¡Que gran reflexión la de hoy! Un abrazo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Y hay que recuperarnos de la ceguera de no poder advertir y descubrir los milagros en el día a día, en especial el de estar vivos.
Gracias mi amigo por tu presencia y tus palabras.
Un abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien.
Ricardo

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