No son válidas las apologías y mucho menos, los panfletos condenatorios.
Hacia fines de 1975 y comienzos de 1976, en esta Casa Común que se nos ha regalado y que llamamos Patria, se había instalado la violencia como expresión política corriente.
Para sectores de diversos signos ideológicos, las vidas humanas eran sólo fichas con las cuales jugar a una ruleta demencial de poder, y parecía que la brutalidad de las armas se había instalado en la cotidianeidad.
Pero además del obrar nefasto de todos estos predicadores de la muerte, el 24 de marzo de 1976 sucedió lo peor.
El terror se volvió cuestión de Estado.
Secuestros y torturas en la orden del día.
Encarcelamiento por tiempo indeterminado sin el debido proceso y sin derecho a la defensa en juicio.
Campos clandestinos de detenidos que harían morir de envidia a más de un devoto hitleriano.
Ejecuciones sumarias que incluían arrojar a detenidos con vida al mar desde aviones en vuelo por el Atlántico.
Exacción de los bienes de los detenidos; dentro de las cosas que se apropiaban, estaban los niños de los detenidos-desaparecidos, considerados como trofeos de guerra.
Genocidio, es decir, matanza cuidadosamente planificada.
Todo bajo el eje moral del fin que justifica los medios, y desde el sofisma de salvaguardar en la Patria los valores occidentales y cristianos.
¿Cómo se expresa con las limitaciones propias y en escasas líneas tanto dolor, tanto espanto?
Es una herida de tristeza que se magnifica por la aquiescencia tácita o, peor aún, expresa de muchos hermanos nuestros.
Así como el fin justifica los medios está bien lejos de las enseñanzas del Maestro, también es mandato de Jesús el perdón y la reconciliación.
El perdón y la reconciliación van de la mano con la memoria y la verdad.
Quiera el Espíritu auxiliarnos en esta tarea de construir un frondoso árbol de paz y justicia, en donde puedan cobijarse todos, hijas e hijos de estas tierras, sin distinción ni condiciones.
Así lo creemos quienes sostenemos como principio y como destino el Reino de Dios.
Es un día de silencio y reflexión.
Que Dios en su infinita misericordia nos perdone y nos haga reencontrar
Paz y Bien
Ricardo
Fredy...
Hace 2 horas.
2 comentarios:
Hola Ricardo:
Muy interesante el comentario q hiciste a cerca del 24 de marzo.
Tomo una frase tuya q resume lo q quise expresar en este día q tanto nos divide a los argentinos:
"Que Dios en su infinita misericordia nos perdone y nos haga reencontrar"
Paz y Bien
♥Alicia
Gracias Alicia por tus palabras, y bienvenida.
Parece mentira, pero aún es una herida abierta muy dolorosa, y es cuestión de todos que cicatrice... Pero no se podrá lograr sin la ayuda de Aquel que es Misericordia.
Un saludo fraterno en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo
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