Para el día de hoy (23/03/10)
Evangelio según San Juan 8, 21-30
(Una distancia imposible de sortear separa a las almas incapaces de reconocer la verdad que hay en Jesús.
El Maestro es taxativo al hablar de "yo" y de "ustedes".
Ese rechazo de creer en Jesús como enviado del Padre lleva a la perdición, a la muerte definitiva.
Porque la muerte implica no estar cerca de Dios.
Demasiados preconceptos agobian las mentes; demasiadas intenciones de hacernos un dios a nuestra imagen y semejanza y no a la inversa.
Allí estriba el mundo que perece, y el Reino de Jesús no es de este mundo.
Al decir Yo Soy, Jesús muestra su identidad plena con el Padre, y por tanto, su divinidad.
Hoy se nos invita a encarnar, desde la Buena Noticia, no sólo que Jesús es Dios, el Mesías que ha venido por todos... Sino también que Dios es Jesús. Es y Está.
La cruz en donde será levantado por odios y mezquindades sólo cobrará sentido pleno con su Resurrección.
Por eso, la única manera de salvar ese abismo de misterio es desde la fé sustentada en el amor.
No hay razones humanas que nos permitan dar tal paso; sólo conducen al abismo.
Quizás serán tiempos de plantearse el identificarse en plenitud con Él, así como Él se identifica totalmente con su Padre que es el nuestro.
Desde allí comienza la adoración al verdadero Dios, no a aquella imagen ni a aquella idea que es fruto de nuestra conveniencia y nuestras miserias.
Él ha bajado a nosotros, y si no hay conversión, es como si caváramos un pozo profundo para que su mano no llegue a nosotros.
A no caerse, es un Dios que por sobre todas las cosas nos ama y es tenaz y persistente en el rescate de sus hijas e hijos)
Paz y Bien
Fredy...
Hace 2 horas.
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