Conviene que muera uno solo por el pueblo

Para el día de hoy (27/03/10)
Evangelio según San Juan 11, 45-56

(El hecho de que Jesús había regresado a la vida a su amigo Lázaro fué determinante en dos sentidos.
A causa de ello, muchos creyeron en Él.
A causa de ello, el Sanedrín desata su odio, que no estaba exento de temor... Temor a la pérdida de prestigio, temor a la pérdida de poder económico, social y religioso, temor a las posibles represalias del Imperio.

Como siempre en estos casos, se esgrime un argumento falaz: hay que detener a Jesús porque si nó cada vez más gente creería en Él y se desataría la furia de los romanos. La conducta del Maestro, según estos nefastos sofismas, pondría en gravísimo riesgo al Templo y a la nación judía.

La mansedumbre y las enseñanzas de Jesús cuestionaban directamente la opresión del Imperio Romano y la opresión que el Sanedrín ejercía sobre el pueblo.
Porque el amor, para los poderosos, es una amenaza.

El Sumo Sacerdote en ejercicio en esos momentos, Caifás, declara en la misma sintonía que sus pares: -Ustedes no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?-

Así se sella la decisión de matar a Jesús, bajo el pretexto de preservar la Ley, el Templo, el pueblo y la nación...
Y de ese mismo modo, queda absolutamente descalificados la ley, el Templo y el pueblo ya no será el mismo que ellos sojuzgaban.

Maravillas de un Dios Misericordioso que hace brotar lo bueno hasta de los momentos de espanto: por eso el mismo Caifás -sin quererlo, pero desde su estatus sacerdotal- profetizará que Jesús no sólo moriría por el pueblo y la nación, sino que lo haría para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.

Es el tiempo de la Gracia: el Maestro ha venido a reunir en un sólo pueblo nuevo a las hijas e hijos de Dios dispersos por el mundo y por el pecado.
El nuevo templo será su cuerpo, derribado por la muerte y reconstruído en su Resurrección.

Desde ese momento, Jesús debe pasar a la clandestinidad en una ciudad cercana al desierto, Efraín. Pero no se esconde forzado por el acoso de escribas y fariseos.

El mal jamás puede forzar ni modificar los tiempos de la Gracia.

Se queda con sus amigos en esa ciudad fronteriza porque su tiempo aún no se había cumplido: el Maestro, siervo y obediente hasta el fin, se entregará en manos de sus enemigos cuando las horas estén maduras.

Un sólo hombre morirá por el pueblo.
Si el grano de trigo nno cae, no florece el trigal y no habrá pan para el pueblo naciente)

Paz y Bien




2 comentarios:

Angelo dijo...

Morir como el grano de trigo, morir al hombre viejo esclavo de sus pasiones. Que Sepamos lavernos en el agua y sangre de Jesús para abrirnos a su Resurrección, a nuestra nueva vida de salvados. Un abrazo.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Ángel, quiera Dios que sepamos aceptar la muerte de todo lo que nos ata y nos impide florecer en el amor de Dios.
Un deseo de una Semana Santa plena en paz y amor junto a tu familia.
Un abrazo fraterno en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

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