Liberación que es humanización

Para el día de hoy (01/02/10)
Evangelio según San Marcos 5, 1-20

(La opresión y la esclavitud nacen, ante todo, del corazón humano.

No se trata, es claro, de convalidar o desechar herramientas de análisis, ni de abandonar reflexiones sociales e histórico-políticas.
Pero la raíz está allí mismo, en el egoísmo y la soberbia que anidan en las almas.

Y el Maestro conoce ante todo qué cosas se nos entrelazan en nuestro interior.

Volviendo de Cafarnaúm, desembarca en Gerasa, una de las diez ciudades de la Decápolis que los judíos que regresaban del exilio en Babilonia habían erigido en tierra de gentiles.
Y al momento de poner su pié en tierra, este hombre endemoniado le sale al encuentro.

Estaba excluído de toda vida social y religiosa: la estricta observancia de la Ley mosaica lo consideraba impuro, indigno de pertenecer al pueblo Elegido, y también que su alma alienada era la consecuencia de sus pecados.

- y qué dureza hay en esas gentes, rigurosas en atenerse a la letra de la Ley pero incapaces de ninguna compasión-

Sin familia, agobiado por la culpa que le endilgaban, condenado a la soledad perpetua, sin poder dormir, sin hogar y con la posibilidad única de vivir...en un cementerio.
Sólo quería morir; vivía contínuamente lastimándose y no lo lograba. Su agonía crecía y parecía no terminarse nunca.

El mal que lo poseía lo alienaba, le impedía ser dueño de sí mismo, lo oprimía y lo maltrataba.
En la palabra de Dios nada es casual, más bien es causal: por eso el Evangelista asocia el sufrimiento de este gerasino a palabras tales como cementerio, cerdos, legión, es decir, a la muerte, a la impureza que impider ver a Dios y al poder que corrompe y pisotea a los más débiles e indefensos.

El hombre no tenía nada que perder; y, asombrosamente, lo reclama a los gritos, pero se postra a sus pies.
De quien menos se piensa, es de donde surge la verdadera adoración, la verdadera alabanza.

Y el poder del mal ante la sola presencia del Maestro, se desmorona con mayor rapidez que un castillo de naipes. Nada se le resiste a la Palabra cuando actúa.

El Señor ordena a esos demonios liberar a su hermano, y les permite refugiarse en una piara de 2000 animales. Cuando sucede, los cerdos se precipitan en masa al mar.

Se corre la voz, y comienza a afluir la gente al enterarse de lo sucedido: encuentran a Jesús con el hombre ya sentado, vestido y en su sano juicio, dueño de sí mismo.
Entonces, los dueños de los cerdos desbarrancados le ruegan que se vaya de la región; sin dudas, perder tal cantidad de animales ha sido un golpe económico muy duro... Es la misma dureza que excluye al enfermo o al distinto: no hay bienes suficientes en este mundo que valgan más que una sola vida, y ni ellos ni nosotros lo hemos aprendido.

El gerasino vuelto a la vida, regresado a la salud por Jesús, quiere irse con Él. Pero el Maestro lo envía de regreso a su hogar, para que cuente a los suyos todo lo que Dios ha hecho por él.

El endemoniado gerasino ha sido liberado; a vuelto a ser humano en plenitud, y tiene una misión -que es la nuestra-: contar a los demás que Dios es compasivo y misericordioso.

Que el Espíritu del Resucitado nos enderece y nos libere de todos los demonios que nos encierran en el egoísmo y en nuestras ideas.
Dios es Amor, y ello significa que busca nuestra humanización, nuestro bien por su Gracia, por la gratuidad de su misericordia, y no por nuestros méritos.

Y que sepamos reconocer cuando Él se hace presente en las crisis que nos agobian y encadenan. Ese mismo sentimiento es el que deberíamos llevar a todas partes, eso que llamamos Evangelización)

Paz y Bien



2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

A la hora de juzgar, incluso, de mirar a JESÚS, anteponemos nuestros intereses y nuestros egoísmos. Primero queremos ser sanados, que nuestro problema se resuelva, pero, acto seguido, queremos lo nuestro y más; nada de perdidas, nada de arriesgar mi propio tesoro, mi valor...

¿Dónde está pues la consideración que tengo a JESÚS? ¿Me importan más mis intereses y asuntos económicos, propios...? Dependiendo de ese nuestro mirarle dependerá nuestra forma de obrar.

Un abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Así es, hermano, se trata principalmente de derrotar el egoísmo que nos corroe el alma y atesorar los tesoros que no perecen.
Un abrazo en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

Publicar un comentario

ir arriba