Para el día de hoy (09/02/10)
Evangelio según San Marcos 7, 1-13
(Desde Jerusalem llegaban escribas especialmente enviados para observar y controlar a Jesús: estaban puntualmente comisionados para señalar yerros, heterodoxia, blasfemias, en fin, todo apartamiento por parte de Jesús o de sus discípulos de la doctrina oficial.
Quizás el punto principal era su incapacidad de ver el bien que florecía en esa comunidad incipiente del Maestro y sus amigos... ni hablemos de la posibilidad de aceptar la Buena Noticia.
Erigidos en jueces de sus hermanos, eran implacables; y cuando esto sucede, se cierra con varios cerrojos las puertas a la misericordia.
Esto tiene una resonancia tristemente actual.
Puntillosamente, critican a los discípulos por no purificarse las manos antes de comer, conforme a la tradición a la que se aferrabanpor sí misma, por ser tradición... y no tanto por ser camino a Dios.
No toda tradición es necesariamente proclive a la santidad.
Podría esgrimirse entonces que los discípulos, al no purificarse o no lavarse las manos, corrían ciertos riesgos por una evidente falta de higiene. No obstante, para estos ojos críticos de los escribas, ellos eran impuros, estabn contaminados y por lo tanto, en grave falta.
El Señor no se calla: la verdadera impureza tiene radicación en el corazón, y no en las manos no tan limpias de los discípulos.
Los contaminantes son los pensamientos y acciones que pretenden vaciar de contenido la Palabra, sometiendo a la esclavitud de la pura exterioridad.
Felices los limpios de corazón, dirá una vez, porque ellos verán a Dios.
Quiera el Espíritu iluminar a los hermanos que nos juzgan y condenan... y nos ilumine a nosotros, para barrer nuestros patios de tanta suciedad que impide que florezca la semilla del Reino que ya, aquí y ahora, germina entre nosotros)
Paz y Bien
Contaminantes
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