Para el día de hoy (20/02/10)
Evangelio según San Lucas 5, 27-32
(Leví se encontraba sentado a la mesa en donde recaudaba impuestos.
Mesa solitaria, sin dudas: despreciado públicamente por sus paisanos -recaudaba los tributos para el Imperio-, era probablemente un lugar presto a la corrupción y a la explotación de los más pobres e indefensos.
Y pasa Jesús. Y lo vé. No es una mirada al pasar.
Sus ojos calan en lo profundo del corazón, y vé a un pecador, agobiado por su mal y alejado de sus hermanos. Por eso su mesa será siempre mesa de soledad y aislamiento.
Sólo bastó la Palabra -¡Sígueme!- y la respuesta afirmativa de Leví: deja todo atrás y lo sigue.
Deja miseria, corrupción, explotación y lo sigue a la vida nueva.
Entonces hay una mesa nueva.
La mesa del banquete de acción de gracias -esa que llamamos Eucaristía-, la mesa de la alegría y el compartir, la mesa del volver a la vida y dar fin a la soledad.
Aunque parezcan gritos las voces de los comedidos de siempre -¡cómo puede invitarse a la mesa de Jesús a una mujer así o a un hombre tal!-, el Maestro enseña: ha venido al rescate de los perdidos, de los despreciados en su miserias.
La Cuaresma es también eso: dejar atrás toda miseria, toda corrupción, morir a todo pecado y seguir los pasos del Maestro.
Sólo desde la conversión profunda de la Vida es posible el banquete de la alegría y la plenitud)
Paz y Bien
Las dos mesas
Contenidos:
Cuaresma 2010,
Evangelio para cada día
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