Problemas, soluciones y milagros

Para el día de hoy (13/02/10)
Evangelio según San Marcos 8, 1-10

(Algo muy especial tenía este hombre, además de su fama de curar a todo enfermo que le trajeran.
Tan especial era que las gentes eran capaces de seguirlo a donde fuera, inclusive al desierto, y de abandonar comida y descanso con tal de estar con Él.

Tres días en el desierto, tres días con el Maestro sin probar bocado.

Y Jesús se compadece y preocupa por ellos; Él, aunque la gente lo pase por alto, siempre está atento a las necesidades de todos.
Y este caso se lo menciona a los discípulos; no les dá una orden, no les dice que los alimenten. Sólo comparte con ellos su preocupación, quiere que lo que Él siente lo sientan también ellos.

Quiere que sus discípulos sientan y vivan como Él siente y vive. No quiere que tantos que están con Él y por Él desfallezcan.

Pero los discípulos estaban demasiado atados a sus ideas y preconceptos, y desembocan en un callejón sin salida: allí, justo allí en el medio del desierto, no es posible encontrar algún lugar para conseguir pan para tantos.

Buscan una solución al problema en su lógica cerrada, y en la búsqueda externa de una solución dejan de mirar en su interior, y así se lo dicen al Maestro, la gente debe volver a sus casas y arreglarse como puedan.

Pero el Señor insiste: nadie regresará a su casa sin antes haberse alimentado.
El Reino está entre nosotros, y el "no se puede" es cosa del pasado.

Y tomando lo poco que tenían sus amigos, siete panes y algunos peces, Jesús obra el milagro: la comida se multiplica, la multitud se sacia y aún sobra alimento con el cual se llenan rebosantes siete canastos.

Los discípulos estaban atados a sus esquemas, y estaban impedidos de ver que la solución la tenían ellos mismos: no debían buscarla afuera.

Entonces, por poco que fuera o parezca, cuando se comparte obra Jesús y sucede el milagro.

Hay pan para todos, no lo justo, no lo indispensable.
Es tiempo de Gracia y Misericordia en donde todo escapa a la medida de la razón.
Es tiempo de abundancia, el tiempo del Reino.

Se llenan siete canastas: siete canastas que no agotarán su preciosa carga de pan, siete canastas reservadas para los hermanos que aún no han llegado, siete canastas llenas para que nosotros hoy, ahora mismo, hagamos junto a los demás desde el compartir el mayor de los milagros: la acción de gracias de las Creaturas a su Creador, eso que llamamos Eucaristía, el Pan Infinito en el que Jesús se ha quedado para siempre, abundante e inacabable.)

Paz y Bien

2 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

¡Si conociéramos el don de DIOS! Realmente si hacemos un esfuerzo y nos abandonamos en el SEÑOR todo se ilumina y la vida es gozosa.

Indudablemente que la realidad es la que es, pero nuestro interior se llena de paz, paciencia, alegría contenida, y confianza de que ÉL está y, cuando lo crea conveniente y necesario, actuará. No nos dejará sin satisfacer nuestras necesidades primordiales y necesarias para continuar el camino sin desfallecer.

No sé si me he despistado y no te he incluido en un mensaje que he enviado a los blogueros para hacer cadena y sumarnos a la campaña "40 días por la vida". Tienes el enlace en tu barra y te invito a que te unas con tus oraciones y las que la campaña propone para la lucha en favor de la Vida.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias hermano por la invitación, y mi oración estará allí, un grano de arena más en las cosas de la vida que hay que proteger y promover.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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