24 de setiembre - Nuestra Señora de la Merced
Para el día de hoy (24/09/11):
Evangelio según San Juan 19, 25-27
(En el calor de su aldea nazarena, encendido del fuego del Espíritu, Él lo anunció.
Es Año de Gracia y Misericordia de nuestro Dios.
Él ha venido a anunciar la Buena Noticia a los pobres.
Él , con carácter definitivo, proclama la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos.
Él se pone abiertamente de lado de los oprimidos, y es cuestión santa, misión sagrada.
Nos ha hecho libres, en esa libertad que es hija dilecta de la verdad y por eso es capaz de entregarse y morir.
María no es ajena ni espectadora de estas cosas de su Hijo.
Ella es protagonista decidida de ese camino de redención y liberación.
Lo sabemos porque en ese dolor de espanto al pié de la cruz se hace Madre del discípulo amado, de todos los hijos amados, de tantas hijas e hijos que languidecen en tinieblas y en sombras de muerte, de los que agonizan paralizados por tantas cadenas impuesta
s, de los condenados a crueles exilios, de los sometidos como objetos descartables en la esclavitud de la trata de personas, Madre de tantos sometidos a los que se les niega continuamente -con gran pericia y enjundiosos razonamientos- su dignidad primera, fundamental.
Ella sabe que no tenemos vino, que la fiesta de la vida se apaga si no hay brindis de libertad en la mesa grande del Hijo.
Ella atesora todas las cosas meditándolas en su corazón, y es signo cierto de un Dios que se desvive, preocupado, por sus hijos extraviados.
Ella, muchacha judía de aldea ignota y embarazo sospechoso, se descubre muy pequeña, ínfima...y en su pequeñez descubre las maravillas que Dios ha obrado en Ella, un Dios inclinado siempre hacia los más pequeños.
Por eso canta decidida a ese Dios Magnífico enamorado de Ella y de toda la humanidad, un Dios que es Misericordia, que es alegría y felicidad para los pobres, que es brazo fuerte que protege a los humildes y derriba a los poderosos, que siempre cumple su Palabra.
Junto a Ella hoy también cantamos y celebramos la Misericordia de Dios, que los que nos
precedieron llamaron Merced, la Buena Noticia de nuestra liberación, el Hijo Santo que florece en la tierra perfecta de su seno, un Cristo que quiere nacernos en cada alma para que nadie más sufra, para que se rompa toda cadena de esclavitud y pesadumbre.Y que no hay amor mayor que dar la vida por ello.
Junto a las hijas e hijos de Pedro de Barcelona, muchos celebramos hoy el Día de la Madre, y volvemos a cantar esperanzados y confiados ese Magníficat infinito junto a María de la Merced, y sabemos que en donde encontramos a la Madre, está también el Hijo)
Paz y Bien
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