Para el día de hoy (02/09/11):
Evangelio según San Lucas 5, 33-39
(Atreverse a vivir la Buena Noticia no tiene un significado de sencillez para todo lo que se ha enquistado en nuestros egos; a menudo es mucho más grato aferrarse a normas y preceptos de cumplimiento habitual porque es cómodo, porque acalla ciertas santas rebeldías de las almas y porque, especialmente, implica una rutina que sólo es compromiso formal y rutinario que no involucra al corazón.
Es claro que no se trata de aceptar con fervor todo lo nuevo por el hecho mismo de ser precisamente algo novedoso: se trata más bien de que la Buena Noticia siempre es buena y es nueva, a cada instante, día a día.
La creación acontece a cada segundo por la bondad del Creador, por eso ciertas cuestiones de conservadurismo se vuelven ideológicas y se dogmatizan: en realidad, esconden un miedo fervoroso a la conversión, a redescubrir el rostro de Dios que resplandece en el hermano, y allí lo religioso pierde su dimensión trascendente y universal -católica- para volverse solamente la metodología cultual de unos pocos.
Volvemos al comienzo: hay que atreverse al brindis.
El vino nuevo de la Buena Noticia significa que el Dios que se nos revela en Jesús de Nazareth es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida, que hay un destino de fiesta grande sin exclusiones, que el culto comienza por el socorro al necesitado, que la Salvación es fruto de un Dios de Misericordia y liberación.
Ese vino nuevo no puede encerrarse en odres viejos, barriles degradados por el temor, la costumbre, las tradiciones devenidas traiciones, las ansias por un Dios que regule las existencias y sea un juez severo de las vidas, dispensador habitual de premios y castigos. Ése no es Abbá Dios de Jesús.
Habrá entonces que animarse al brindis, celebración que prevalecerá a pesar de la cruz, el dolor y la soledad, vino nuevo de nuestra esperanza, festejo de nuestra alegría y nuestra liberación.)
Paz y Bien
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