Para el día de hoy (19/07/10):
Evangelio según San Mateo 12, 38-42
(La búsqueda de lo instantáneo, de las resoluciones espectaculares a los problemas no es una novedad.
Como tampoco lo es el buscar signos que se adecuen a nuestra ideología, a nuestras estructuras religiosas, a nuestras comodidades.
Signos que no incomoden, señales que no conducen a otro lugar que no sea el abismo.
La tentación está allí: esas ganas siempre presentes de que Dios haga lo que nos plazca, de lograr sus favores mediante el trueque pseudo piadoso... Y olvidamos y -peor todavía- nos volvemos incapaces de ver los signos que están allí, señales de la presencia constante del Dios de la Vida que nos busca incansablemente.
Por eso mismo Jesús rechaza duramente ese pedido que le hacen de ver un signo: en realidad, hiciera lo que hiciera lo iban a rechazar de antemano.
El ancla del pasado y de la soberbia estaba demasiado clavada en sus fondos.
Por eso mismo el Maestro los define: son gentes inmersas en su per-versión, pues se han vuelto -a conciencia- incapaces de con-versión.
¿Y qué a nosotros?
Hay que levar anclas. El ancla de la superstición, de la comodidad, de lo milagrero que no acepta el milagro de cada día, del egoísmo que mira y no vé a los preferidos de Dios, los pobres, los olvidados, los excluidos, los marginados, los pequeños.
El gran signo, la señal por excelencia es el Señor Resucitado.
A Él nos remite la señal de Jonás: por más grande que sea la amenaza que pretenda tragarnos, prevalece la vida.
Hay que levar anclas, y navegar llevando señales de vida, hacerse signo de Resurrección.
No pasa por lo televisivo, lo mediático, lo espectacularmente mágico: antes bien, es esta pequeña barca que es nuestra existencia y que vá dando sencillos destellos de vida... A veces esos destellos que renuevan la esperanza son una palabra de aliento, una escucha atenta al que está agobiado, un apretón de manos sincero, una palmada compasiva, un trozo de mi pan.
Señales de vida, canción que saben cantar los seguidores incansables del Resucitado)
Paz y Bien
Sólo estár....
Hace 4 horas.
4 comentarios:
¡Hola Ricardo!
Lo que pasa es que queremos todo a la mediada y al deseo.
¡Que Dios haga lo que yo quiero!
¡Que Él sea como mejor me acomoda!
Besos
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Sin dudas, María! Nos inventamos un dios a la medida de nuestra comodidad, y tratamos de ocultarnos del Dios de la Vida.
Igualmente, el Espíritu está allí, en nosotros, para que no perdamos el rumbo en esas noches en las que nos solemos sumergir.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo
Gracias, Daniel, por tu generosidad y tu comunión.
Es una gran alegría saber que han llegado en su magnífico blog a las 15.000 visitas, y quiera Dios que sean muchas más, llevando a través de todo medio posible el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, señales del Reino que ya está creciendo entre nosotros.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo
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