A plena luz del día


Para el día de hoy (10/07/10):
Evangelio según San Mateo 10, 24-33

(Por tres veces el Maestro insiste e invita a no tener miedo.

Él nos conoce bien: el miedo paraliza, el miedo socava, el miedo nos hace refugiarnos en seguridades falsas y vanas. El miedo es suicida y es totalmente opuesto al dinamismo y coraje del Reino.

No debemos engañarnos: seguir los pasos de Jesús no nos exime de peligros y conflictos.
Por el contrario, es menester preocuparse cuando la se viva con tranquilidad, es decir, cuando se declame cierta actitud religiosa que conduzca a una vida exenta de riesgos.
Cuando esta familia que somos y que llamamos Iglesia no sufre algún tipo de persecución y no es hostigada o injuriada -en todos y cada uno de sus hijos- hay algo que está muy mal...

Si a Jesús lo clasificaron como diabólico, blasfemo, subversivo...¿qué menos puede esperarse de sus amigos?

La Palabra es Palabra de Vida y Palabra Viva, tiene fuerza propia, nada ni nadie puede detenerla. No se trata de enfrentamientos ni de identificar adversarios, sino de que no hay nada que esconder.
Felices los puros de corazón, Él nos enseñaba.

En esa felicidad, la vida se nos descubre sagrada. Toda vida -aún la de los Pilatos, los Herodes, los Judas- es única e irrepetible.

El mundo que conocemos y que tiene tanto de tenebroso, de espanto y de egoísmo, no es enemigo.
Las sombras se disipan cuando la luz sencillamente se hace presente.

Allí en lo profundo, donde suceden verdaderamente las cosas -en nuestro corazón- creciendo en silencio, humilde pero imparable la semilla del Reino.

Allí, se gesta el alba. Y desde allí, es posible un nuevo día para este mundo de sombras, en donde se arroja a tantos a oquedades de miseria y a otros tantos se los oculta cerrando los ojos.

Por tres veces se insta e invita a no tener miedo.
Será porque Dios es un Padre que ama a sus hijas e hijos como una Madre.
Será porque Dios se ha hecho uno de nosotros, Jesús nuestro hermano y Señor.
Será porque Dios habita en nosotros, el Espíritu que renueva la faz de la tierra.

Será entonces que la Providencia es precisamente eso...en Dios está nuestra suerte y nuestro destino)

Paz y Bien

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