Para el día de hoy (07/07/10):
Evangelio según San Mateo 10, 1-7
(Las primacías, la iniciativa corre siempre por cuenta de Dios.
Así, Jesús ante todo llama a unos hombres determinados; ese llamado es lo que conocemos por vocación.
La vocación no es abstracta ni genérica: llama a mujeres y hombres concretos, con sus luces y sombras, con su fidelidad y sus quebrantos, con todo lo que son y por todo lo que pueden ser.
La Palabra para el día de hoy es bien clara al respecto: son doce hombres los llamados, cada uno tiene un nombre que lo identifica y define su caracter. Unos, con reminiscencias de antiguos profetas; otro, con un origen helénico; otro, con oficio de recaudador de impuestos; otro que lo traicionaría... Hay que detenerse aquí, y recordar insistentemente, cada mañana al despertar: somos llamados todos y cada uno de nosotros por nuestros nombres, en nuestra identidad, desde aquello que nos define.
El llamado es personal y tiene un destino comunitario, más no individual.
Por eso el mandato del -¡Vayan!- es el signo cierto de que es el Maestro el que, desde el discípulo, edifica la comunidad... No nosotros, Él.
Desde la vocación de discípulos, somos enviados a una misión precisa: anunciar que el Reino de Dios está cerca, muy cerca, tan cerca que se vuelve imperceptible a ojos mezquinos. Vá creciendo aquí y ahora en los corazones, alegría esperanza, justicia y liberación.
Pero no es una declamación pura: el anuncio está inquebrantablemente unido a la realización de la Buena Noticia en nuestros días, y nuestro ambiente: en nuestras manos está el increíble poder de expulsar los demonios del egoísmo, de sanar tantos corazones heridos, alma yertas por la exclusión y el olvido, hermanos tirados a la vera del camino.
Un anuncio de una Noticia Buena y Nueva para un mundo acostumbrado a la desgracia contínua y habitual)
Paz y Bien
Sólo estár....
Hace 1 hora.
1 comentarios:
Muchas gracias, Mar, por tu generosidad. Estas cosas nos enriquecen y nos unen más en la fraternidad y en la comunión.
Que el Dios de la Vida te colme de alegría.
Paz y Bien
Ricardo
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