Para el día de hoy (05/07/10):
Evangelio según San Mateo 9, 18-26
(Jesús nada pide, no se detiene en interrogatorios, no impone condicionales cuando existe una necesidad. Más aún, cuando a causa de ideas equivocadas -y a menudo perversas- la necesidad desemboca en la exclusión.
Un jefe de sinagoga -posible adversario acérrimo- le suplica por su hija que ha muerto: en la tormenta de su dolor, confía en el poder de Jesús, sabe que si Él la toca, su hija vivirá.
Desde su mirada, el enemigo no lo es tal: es un papá agobiado de dolor que, no obstante, tiene fé.
Una mujer con pérdida de sangre durante doce años; sin voz por ser mujer, denigrada por la esterilidad causada por su enfermedad y excluida por ser considerada impura.
Sin embargo, sortea las barreras que le han impuesto y desdeña el que dirán: cree en su interior que con sólo tocar la túnica del Maestro se sanará. Ella tiene la fé que a veces podemos entrever en nuestra gente más sencilla, esa fé que confía desde el corazón y le basta con acercarse a Jesús: su sola presencia es causa de su salud y su bien.
Es un tiempo nuevo.
Es el tiempo de Dios-con-nosotros.
La muerte no será frontera insuperable; por la fé del padre y por la ternura de Jesús, la muerte ya no decide. La niña no está muerta, sólo duerme.
La sangre no será sinónimo de dolor; por el contrario, a pesar de todo dolor, de toda brutalidad, ese Rabbí hará que la sangre sea flujo continuo de vida.
Tiempos fértiles de Dios y el hombre.
El que sería considerado impuro absoluto por tocar a una mujer impura y por tocar un cadáver, resignifica toda la existencia humana desde la Misericordia.
Tiempo de Dios y el hombre, no hay magia ni cosas automáticas: suceden los milagros porque brota como un torrente la ternura de Dios para todos por igual, eso que llamamos Misericordia, y el hombre responde con fé.
Hay que tocar al Maestro y dejarse purificar de todos los resabios de sangre derramada y de muerte que nos ocupan espacios que le pertenecen solo a Él.)
Paz y Bien
Sólo estár....
Hace 1 hora.
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