Para el día de hoy (06/07/10):
Evangelio según San Mateo 9, 32-38
(Por todas la ciudades y aldeas iban sus pasos, enseñando en las sinagogas, anunciando la Buena Noticia, curando toda dolencia y enfermedad.
Nada pedía a cambio, no se fijaba en currículum o antecedentes: ante todo, el socorro al necesitado desde la ternura.
Nada sucede por casualidad... En todo está la mano bondadosa de Dios Padre y Madre de Misericordia.
Tal es lo que se nos revela en el Evangelio para el día de hoy: la misión de los discípulos es una misión de Misericordia, es decir, de poner el corazón en la miseria del otro.
No se trata de eficiencia ni de éxitos: es ante todos unirse al Dios de la Vida a través de la oración, suplicando que suscite nuevos obreros para unos campos tan extensos.
Compasión tiene su origen en com-pathos, cuya literalidad primaria es compartir el sufrimiento, asumir como propio el dolor del otro... Ése es el trabajo esencial de estos obreros que somos por vocación.
Obreros compasivos que continúan la tarea del Maestro, devolviendo la voz propia a todos los que han enmudecido, sumergidos en la miseria y el dolor, y que hacen presente aquí y ahora el Reino del Dueño de la mies sin tener que pedir permiso, desde nuestra fragilidad y con nuestras luces y sombras.
La tarea es inmensa, a menudo ímproba más no imposible.
Vamos por Él, vamos con Él.)
Paz y Bien
Sólo estár....
Hace 4 horas.
3 comentarios:
Hola amigo: La Hermanita Cecilia me otorgó el Premio Dardos te pido que pases por mi blog a recogerlo te lo entrego por la sencillez y profundidad con que diariamente nos compartes La Palabra de Dios.
Dios te bendiga!
Paz y bien
♥Alicia
Ricardo, yo también quiero compartir el premio que me ha dado Sor Cecilia contigo. Tus reflexiones diarias del Evangelio las leo cada mañana y aportan una nueva luz a una Palabra siempre nueva. Gracias. Un abrazo.
Queridas Alicia y Teresa:
Les agradezco de todo corazón este regalo, signo de la generosidad del Dios que habita en el corazón de cada una de ustedes.
Debo pedirles disculpas: sinceramente, y sin ánimos de mostrar una humildad que seguro me falta, no me creo acreedor a ningún premio; a diario recibo un tesoro infinito por esto de ir a la Palabra y por las resonancias que me regalan amigas y hermanas como ustedes.
De cualquier modo, los regalos de los amigos los guardo siempre en mi corazón, y en un archivo personal en donde he puesto otros similares que me han regalado otros amigos. Allí también estará para siempre el de ustedes.
Lo mejor que sucede es la comunión y la fraternidad que siempre están brindando.
Que el Dios de la Vida las colme de alegría.
Un abrazo grande en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo
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