Desde la humildad y la mansedumbre


Para el día de hoy (17/07/10):
Evangelio según San Mateo 12, 14-21

(Jesús se estaba volviendo molesto y peligroso; tal era la amenaza que proyectaba sobre fariseos y herodianos -porque para los poderosos, el amor es una amenaza- que éstos tramaban la forma de eliminarlo.

A pesar de todo, Jesús no los enfrenta, ni se resiste a esa violenta hostilidad en ciernes. Antes bien, al enterarse de lo que se preparaba en contra de Él, se retira del lugar y continúa firme y sin desmayos su misión.

Son dos cauces del río de agua viva los que se abren: uno, Jesús se retira porque aún no es el momento de su Pasión, ni el más peligroso de sus enemigos podrá tocar uno solo de sus cabellos si Él no lo permite. Su Pasión será fruto de su aceptación total y libre, decisión de lo profundo de su Corazón Sagrado antes que resultado del accionar del enemigo.
El otro cauce de este río es signo, señal: ni la más seria amenaza, ni la nube más ominosa puede acallar la voz del profeta. Nada ni nadie puede detener la fuerza de la Buena Noticia.

Cuando hay violencia, el Señor se : quedan atrás los poderosos en sus oscuras maquinaciones, y lo sigue el pueblo que confía desde su corazón en Él.

La misión de Jesús -que es la nuestra- es misión de Misericordia: esas gentes humildes y sencillas que lo siguen no quedan abandonadas a su suerte, su ventura queda signada en que todos son curados desde esa compasión que vibra en cada fibra de su ser y es expresión del Dios de la Vida, Él mismo viviendo entre nosotros.

Sin embargo, algo puede parecer fuera de lugar: con la misma energía con que cura a todo doliente, manda que no se le descubra... Es necesario que las gentes -todos y cada uno de nosotros- descubran que no bastan los milagros para ver claramente al Salvador: ante todo, está la escucha silente y atenta de la Palabra, los signos son señales que conducen a Él desde la misma Palabra de Vida y Palabra Viva.

Su misión -que es la nuestra- es misión de Misericordia que se expresa y hace eficaz desde la mansedumbre y la humildad.
No levanta su voz, pues nada ha de imponerse por la fuerza ni por el que grita más, ni por "ganar" discusiones o debates... Ante que torcer esquemas racionales e ideológicos, está el converger hacia otro horizonte del corazón -eso que llamamos conversión-.
No busca enemigos por doquier: aunque sabe que los hay, y algunos de ellos son harto peligrosos, tiene por prioridad el socorro y el consuelo del caído.

Primum non nocere, dice el apotegma médico, primero no hacer daño; hay muchas hijas e hijos de Dios convalecientes de muchas dolencias físicas y de graves daños del alma, a los que hay que tratar con suavidad y delicadeza.
Y aún cuando parece que todo está perdido, Él no afloja: aunque haya una pequeña luz, pequeñísima mecha humeante, mínimo signo de vida presente en el que late aún la posibilidad de ser mejor, de vivir libre y pleno.
Sólo desde Su mirada.

Su misión es la nuestra: debemos pensarnos y mirarnos cada día como discípulos y como familia -Iglesia- y aceptar que a veces queremos imponer religión antes que buscar con el Maestro la conversión y el perdón. Nos gusta demasiado la ostentación y las demostraciones de poder. Tenemos encendido el detector de enemigos. Apagamos a menudo a pisotones las pequeñas llamas de vida que de modo ténue aún flamean en el corazón de aquellos que clasificamos como réprobos o perdidos.

Quizás -sólo quizás- debamos dejar atrás toda ansia de poder e imposición y volver a mirar con Su mirada, hablar con sus Palabras mansas y reconstruirnos desde su Corazón Sagrado humildes: somos discípulos y servidores: nada más... ni nada menos)

Paz y Bien

4 comentarios:

Angelo dijo...

Y solo asó podremos entender la Paz que nos deja, la que vino a traernos y que nadie nos puede quitar.
Un abrazo

Unknown dijo...

Primum non nocere

Ojalá lo recordásemos más a menudo cuando pretendemos cristianizar al mundo, a nuestro hermano.
En cambio solemos cargarle de pesadas cargas y cruces que no son la suya

En el Amigo, Al + Mc

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Que grato es siempre, Ángel, encontrar tus palabras por aquí. Y es una gran alegría que sigas compartiendo tu vida a través de tu blog.
Desde mi silencio y mi oración, un abrazo en la comunión que nos reúne.
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Hermano, hay que replantearse -quizás a diario- esa idea falaz de imponer y de convencer... Se trata de anunciar y de hacer el bien no haciendo daño a nadie, no imponiendo ninguna cruz.
Un abrazo en el Dios de la Vida
Paz y Bien
Ricardo

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