Santamente fastidiosos

Para el día de hoy (13/11/10):
Evangelio según San Lucas 18, 1-8

(A ojos mundanos, los jueces deben ser quirúrgicamente asépticos y limitarse a hacer cumplir la ley.
Pero la mirada del Reino -que es la de Jesús y debería ser la nuestra- es bien distinta: el juez de la parábola es injusto porque nada le importa, ni Dios ni los hombres, es decir, no protege desde su función a los más pequeños y a los débiles, no se puede ir a él buscando equidad y equilibrio.

Y la viuda de la parábola es el símbolo por excelencia de los más débiles y desprotegidos, aquellos que sólo pueden valerse de sus súplicas y de su obstinación para obtener lo que les corresponde por derecho.

A esa viuda -sin nadie que hable por ella, sin nadie que la defienda-, no era escuchada, no podía lograr que se le hiciera justicia; por ello, sólo le queda su obstinación y su tenacidad.
Y lo logra: ese juez, por puro egoísmo -estaba saturado del fastidio que le causaba la súplica continua de la viuda- decide hacerle justicia.

Entonces el Maestro se toma el atrevimiento -sólo Él podría hacerlo- de comparar a su Padre con ese juez injusto... Si la obstinación de la viuda logró torcer la voluntad del juez injusto, ¡cuanto más lograrán las plegarias constantes de de las hijas e hijos a Dios que es un Padre que ama como una Madre!

Quizás haya que volver a mirar y ver con la mirada de Jesús, y dejar nuestros lentes mezquinos.
Quizás eso que entendemos por justicia tenga raíz primera en la oración pues signifique ajustar nuestras voluntades a la voluntad de Dios, que es la Vida plena para todos.

Por eso mismo es preciso volverse tenaces y obstinados en la oración, santamente fastidiosos desde la plegaria confiada. Más aún, mujeres y hombres orantes que tansforman la tierra y hacen presente aquí y ahora -en medio de estos fangos- el Reino de Dios en compañía de Jesús)

Paz y Bien

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La oración es la mejor arma que tenemos es el don que elSeñor nos ha regalado orar sin cesar perseverar en la oración gracias que el Señor te bendiga unidos en oración

Salvador Pérez Alayón dijo...

Somos seres en camino y el camino conduce, al menos debe conducir, a algún lugar, a alguna meta. Si no sabemos dónde vamos, ¿por qué caminar?

Y el que camina y busca debe preguntar y pedir luz para orientarse, sin luz y guía nos perdemos, y perdidos quedaremos frustrados, vacíos.

Eso es orar: pedir luz y guía para el camino a la Casa del PADRE. Y es al PADRE, ¿a quién si no?, debemos pedírselo, y sin parar con insistencia, porque no podemos pararnos y, tampoco, quedarnos sin luz.

Gracias Ricardo por esta estupenda reflexión que suscita en mí, por la acción del ESPÍRITU, que nos dirige, luz para el camino.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Dios te bendiga a tí, Lourdes. La oración es el regalo y el misterio que nos permite superar toda distancia y engrandecer esta familia que llamamos Iglesia
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Mi hermano Salvador, la luz está allí, y nosotros solemos preferir -a veces- la comodidad de la oscuridad.
Que el Dios de la Vida te bendiga y bendiga a los tuyos.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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