Para el día de hoy (12/11/10):
Evangelio según San Lucas 17, 26-37
(Abbá Padre de Jesús y Padre Nuestro crea, cría y sostiene la vida.
Y por un inefable designio de ternura y confianza, ha puesto ese río caudaloso en nuestras manos.
Sin embargo, es una herencia cuanto menos extraña: esa riqueza aumenta, esos bienes se incrementan cuando se dilapidan en favor de los demás.
Maravillosa locura del Reino...
Tristemente y aún sabiéndolo, el consejo y mandato de gastarse por el prójimo muy a menudo se ignora y se coarta. Porque es preferible ignorarlo cuando acecha el miedo y asoma la cobardía, pues es tiempo de reinado del egoísmo, de la prevalencia del yo, del interés individual por sobre todos los demás.
Y lo sabemos: se trata de quemar nuestras naves -pequeñas embarcaciones- nada más ni nada menos que para que el otro viva, y viva en plenitud. Esos barquitos pasibles de quemarse tienen el distingo de no volver atrás.
Quizás debamos suplicar poder entender desde lo profundo del corazón esta misión, y que el Maestro nos encienda de valor y coraje.
Porque Él está con nosotros, y no hay que ir a buscarlo en las tumbas vacías de nuestros esquemas.
El se manifiesta en la vida diaria, tal vez especialmente en lo que hacemos a diario y que a menudo detestamos por rutinario y agobiante.
Es cuestión de mirar y ver, está allí, presente y palpitando con nosotros, Dios viviente y hermano nuestro)
Paz y Bien
Las viejas heridas
Hace 4 horas.
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