Para el día de hoy (06/11/10):
Evangelio según San Lucas 16, 9-15
(Todo documental acerca de culturas antiguas que acostumbraran ofrecer a sus dioses sacrificios humanos nos enmudece de espanto.
Sin embargo, es una costumbre que permanece hasta nuestros días, y tristemente, el horror ha dejado paso a la costumbre.
En los altares del falso dios dinero se sigue sacrificando al prójimo.
Allí está la Palabra del Maestro... y está también estratificada la burla de los fariseos, sorna que es actual y se expresa de manera explícita, o implícitamente -peor todavía- viviendo la dualidad de un amor ritual y un materialismo militante.
Porque cuando el dinero pierde su exclusivo carácter instrumental, comienzan los problemas. El dinero se vuelve fin en sí mismo y gira y gira el monstruoso productor de esclavos destinados a ser inmolados. Tal vez por ello, Jesús dice que el dinero es ajeno, sabe que puede tornarse muy peligroso y totalmente extraño a esa imagen y semejanza de su Padre que todos llevamos acuñada en nuestros corazones.
No se puede servir a Dios y al dinero, pues en este mundo el dinero se ha transformado en dios y el Dios de la Vida en estatua inmóvil de indiferencia cotidiana por parte de aquellos que dicen ser sus fieles.
El camino del dinero y la acumulación es sendero de miseria y ruina, signo de caducidad y muerte.
Nosotros hemos de decidirnos por el Dios Viviente, Dios de la Vida. Su Reino es el tesoro que no se gasta y disipa, antes bien, se acrecienta en tanto se dona incondicionalmente al hermano.
Y le rendimos culto en el altar del alma con ritos vitales de misericordia y compasión, cuando nos hacemos prójimo de los hermanos, cercanos y lejanos, cuando redescubrimos a cada paso la sacralidad de la vida humana)
Paz y Bien
Las viejas heridas
Hace 4 horas.
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