Nacidos de lo alto







Para el día de hoy (24/04/17):  

Evangelio según San Juan 3, 1-8



La escena se desarrolla en la noche, de manera confidencial y casi clandestina, y no se trata solamente de una cuestión horaria sino un reflejo del conflicto interior que agita el corazón de Nicodemo.

La escena también es muy disímil, despareja. Nicodemo, un prestigioso magistrado laico y notable entre la nación judía, integrante de un Sanedrín dominado por las corrientes farisea y saducea. Esos hombres ejercían un gran poder sobre Israel, sólo limitado por el pretor romano con el respaldo brutal de las legiones estacionadas en la zona. 
La aristocracia que expresa Nicodemo se contrapone con el joven rabbí de Nazareth, pobre y galileo sin credenciales académicas, a menudo considerado un revoltoso que nunca se callaba a la hora de criticar a escribas y fariseos, autoridades inmutables e indiscutibles de la religiosidad oficial. Para colmo de males, era usual considerar que nada bueno podría salir de Galilea.
Inclusive, no sabe bien como dirigirse a Jesús y por ello lo llama Maestro, y reconoce que sus acciones o signos tienen el respaldo de Dios; tal vez haya en su declaración un indicio de que otros integrantes del Sanedrín concuerden con su postura, al hablar en plural. 

Muchos de nosotros somos Nicodemo, claro que sí. Portamos credenciales religiosas que avalan nuestra pertenencia a una religión institucionalizada, veteranos algunos y expertos otros en los menesteres reglamentarios y del culto. Sin embargo, desde la periferia de la existencia, al borde mismo de nuestras vanas confianzas la voz joven del Maestro nos contradice, nos despierta, nos sacude los esquemas, nos dice sin ambages que es imperioso nacer de nuevo, nacer de lo alto, nacer del Espíritu.

Quedarnos quietos exhibiendo simpatías hacia la radicalidad de la Buena Noticia es fácil, y en cierto modo tiene la linealidad que no comprende cómo es posible, aún siendo viejo, nacer de nuevo. 
Volver a nacer, nacer de lo alto implica dejarse transformar por la asombrosa Gracia de Dios y vivir conforme a ello, haciéndose último con los olvidados, pequeño con los que no cuentan, servidor sin condiciones, hermano fiel de todos los crucificados para mayor gloria de Dios, para que el Reino sea, humildes y firmes testigos del Resucitado.

Paz y Bien

4 comentarios:

camino dijo...

En la noche, de manera confidencial, en medio de nuestra noches,volver a nacer, pequeño, gracias.

Caminar dijo...

Ricardo, muchas gracias por tu felicitación pascual. Yo también deseo que el Señor Jesús resucitado se te haga presente y te llene de paz y gozo cada día de tu vida.
Estoy mucho menos en la red, las prioridades en la vida van cambiando y el Señor tiene sus planes. Pero nunca olvido a quienes en un momento u otro estamos unidos, aunque sea en silencio. Gracias por recordarme y recordar a la comunidad. Jesús te bendiga a ti y a los tuyos.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias, Camino, por su presencia constante y fraterna.

Dios ilumine su vida

Paz y Bien

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Caminar, el viento del Espíritu a menudo nos lleva a lugares insospechados e imprevisibles. Lo que cuenta, como siempre, es la fidelidad y los frutos.
Nos encontraremos siempre en la santa comunión.

Te guardo en mi pobre oración

Un abrazo

Paz y Bien

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