El grito de toda la historia


“Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró”
(Mt 15,37)


Dentro de tu grito en la cruz
caben todos nuestros gritos,
desde el primer grito del niño
hasta el último quejido del moribundo.
Cuando la palabra es pequeña e incapaz
para expresar tanto dolor nuestro,
el cuerpo y el espíritu
se unen en este espasmo descoyuntado.

En tu grito de hombre comprometido
por la nueva justicia,
denuncias a los vientos de todas las épocas
los sufrimientos encerrados
en las salas de tortura clandestina
y los llantos ahogados en la intimidad
de corazones justos sin salida,
todos los atropellos contra minorías impotentes
y la explotación de hombres amordazados
por leyes, máquinas, amos y fusiles.

En tu grito oímos la protesta de Dios
contra todas las violaciones de sus hijos.
En ti grita el Espíritu crucificado
por los tribunales, sinagogas e imperios por los siglos
que quieren enmudecer el futuro libre y justo.
La rebeldía joven de América Latina,
las mayorías negras de Sudáfrica,
se unen a tu denuncia crucificada.

Dentro de tu grito lanzado al cielo
encomiendan su vida en las manos del Padre
todos los que se sienten abandonados
en un misterio incomprensible.
Desde el desconcierto lanzado como queja
de los que experimentaron tu amor alguna vez,
pero se sienten abandonados ahora,
y sólo en la lucha contigo esperan su salida,
desde todas las noches del espíritu,
llega hasta tus manos de Padre nuestro grito.

En ese grito tuyo último,
dolor de hombre y dolor de Dios,
inclinamos agotados la cabeza
y te entregamos el espíritu
cuando llegamos a nuestros límites,
donde se extinguen los esfuerzos y los días
y donde empezamos a resucitar contigo

Benjamín González Buelta, S.J.

2 comentarios:

Vani dijo...

Personalmente mientras leia el post... se me cruzaban las imagenes de lo que se describía... sentía en mi corazón los latidos apurarse... era como una película... que cuando llegué a leer "y donde empezamos a resucitar contigo"... respiré hondamente... en paz... muy movilizador lo compartido... gracias por compartirlo! Abrazos y bendiciones!!!

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Vani, me ha pasado algo similar... Es un poema espléndido que sirve para la reflexión y para la oración también.
Gracias por tus palabras y tu presencia.
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

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