Tenaz esperanza









Domingo 33° durante el año

Para el día de hoy (13/11/16):  

Evangelio según San Lucas 21, 5-19





El Templo era el centro de la fé de Israel y clave en su identidad nacional: todo judío estaba orgulloso de su imponencia, de su talante fastuoso, de su engalanada belleza. En cierto modo y aunque a veces -por la Diáspora- no pudieran peregrinar, siempre tenían sus miradas orientadas hacia Jerusalem y más precisamente hacia el Templo pues era la certeza de lo perenne, de lo inmutable y de la firmeza de sus tradiciones.

Justamente allí, en las inmediaciones del mismo Templo, Jesús de Nazareth preanuncia su destrucción. La comunidad cristiana primera tndrá certeza de ello y lo recordará hacia el año 70, cuando las tropas romanas de Tito y Vespasiano, luego de un prolongado asedio, ingresan a sangre y fuego a la Ciudad Santa y arrasan con el Templo sagrado.

Pero en realidad el Maestro advierte a los suyos acerca del futuro, pues respecto del Templo y su trascendencia ya les ha enseñado bastante. El futuro como horizonte de toda la vida, el futuro como realización de la existencia, el futuro pleno de Dios.

A continuación, la descripción de los acontecimientos que han de vivir los suyos nos trae ecos desoladoramente cercanos: los falsos profetas que engañan, revoluciones y guerras, terremotos y plagas. Hoy, en este presente tan crítico en el que se juega a diario la supervivencia y todo transcurre con mórbida normalidad, podríamos decir las falsas profecías de las ideologías y la propaganda, la violencia extrema que se planifica en siniestros escritorios y se razona en los medios, los descalabros ecológicos porque no cuidamos la casa común, esta tierra, esta naturaleza de la que somos parte.

Más aún, en las persecuciones implacables, el acoso del hambre y el desempleo, las difamaciones continuas, la incomprensión de los cercanos a los afectos, en esas noches cerradas no hay que perder de vista por quien andamos, por quien somos lo que somos y como somos. Quien nos acompaña sin dejarnos librados a nuestra suerte.

Permanecer firmes en lo que prevalece y no perece, aunque todos los templos que nos edificamos como refugio tranquilo se derrumben o nos los derriben, tenaces en la esperanza en Aquél que nos impulsa, que camina con nosotros y que nos espera en un final que es el comienzo definitivo de la eternidad.

No hay noche cerrada que no deserte cuando la luz se hace presente.

Paz y Bien

4 comentarios:

ven dijo...

El cristiano está siempre lleno de esperanza; nunca puede dejarse llevar por el desánimo.La esperanza es como el sol, que arroja todas las sombras detrás de nosotros. Gracias, un abrazo fraterno y un buen día en el Señor.

Anónimo dijo...

Otro de los grandes signos de que se están cumpliendo las palabras de nuestro amado Señor Jesús, es la gran apostasía dentro de la Iglesia y por ende fuera de ella, agravándose la situación por la desprotección en la que se sume todo aquel que le da la espalda a Jesucristo.
Pero por gracia de Dios le conocemos, y hemos aprendido a seguirle y amarle y tan solo deseamos que este fuego de Amor Divino prenda en toda la tierra, para Bien de todos, para mayor Gloria de Dios. Un saludo fraterno.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida hermana Ven, nada más cierto. Las sombras quedan atrás, la esperanza que es Cristo abre los caminos en estos fangos, Aquél que es camino, verdad y vida.

Gran abrazo

Paz y Bien

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias por tus lapabras, Felicitas.
Como siempre, la medida y la señal son los frutos. Todo lo demás, es ornamento.

La fidelidad también se expresa en la compasión y en esa espiritualidad que con sabiduría nos enseñaba Benedicto, una teología de rodillas.

Que tengas una gran semana

Paz y Bien

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