Alegría de Dios








Para el día de hoy (03/11/16):  

Evangelio según San Lucas 15, 1-10




Escribas y fariseos murmuraban, escandalizados, el horror que les suscitaba que Jesús de Nazareth se juntara con publicanos y pecadores públicos. Como representantes de la religiosidad oficial, habían aplicado un filtro de ortodoxia a través del cual se discriminaba lo religiosamente correcto de lo incorrecto, e iban más allá: sus criterios suponían que la misericordia de Dios estaba acotada por las razones teológicas de esos hombres, profundamente piadosos.

Tan nefastos eran los murmullos, esos corrillos críticos, como el pensamiento a través del cual se establecía lo santo, sus alcances y limitaciones. Un Dios a la medida de sus razones, que no se sus co-razones, Dios severo de unos pocos, puros y pretendidamente buenos.

Frente a ello, la enseñanza de Cristo supera cualquier expectativa, porque la misericordia de Dios no se limita a nuestras restricciones ni se adapta a nuestra teología ni, mucho menos, depende de nuestras ambiciones. 
Pero, por sobre todo, el Maestro revela la alegría de Dios, que es quizás lo que hemos dejado de lado, aferrándonos a dolores y rictus severos, quedándonos en la Pasión pero no en la Resurrección, un Dios quizás abstracto y distante, inaccesiblemente bondadoso pero no más.

Dios es fervorosamente alegre, y su alegría se contagia a todas sus hijas e hijos, como buen Padre que es. Es importantísima la búsqueda de la oveja que se pierde, aún a riesgo de poner en peligro a las otras noventa y nueve, como el esfuerzo de la mujer -rostro materno de Dios- que busca incansable la monedita y le avisa a sus vecinos. Pero por sobre todo ello y muy especialmente destaca la alegría de Dios.

Alegría de Dios que siempre es celebración de la vida nueva cada vez que hay conversión, cada vez que se rescata a un hijo perdido, cada vez que un Dios incansable interviene personalmente en la historia humana y en cada existencia personal.

Paz y Bien




2 comentarios:

Maria dijo...

Hoy más que nunca necesitamos escuchar a Cristo en su palabra, saborearle, hacerla nuestra, hacerle nuestro mas intimo amigo.

Gracias por compartir el Evangelio diario.

¡Exelente blog!

¡Bendiciones!

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias, María, por tus palabras. Agradezco a Dios que este ministerio nuevo en las redes -humilde misión- sigas creciendo fructífero y tan, tan grato.

Dios te bendiga y acompañe siempre con su Paz y su Bien

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