Adviento, la Gracia del encuentro










Domingo 1º de Adviento

Para el día de hoy (27/11/16):  

Evangelio según San Mateo 24, 37-44




Hoy comienza el nuevo año litúrgico, y con él damos inicio al Adviento, tiempo de preparación y espera atenta a la llegada del Señor en la Navidad. 

Un Dios que se ha hecho tiempo, historia, vecino, Hijo amado.

Un Dios que jamás se desentiende se su creación. Un Dios que es inicio y que consumará la historia con su regreso definitivo. Un Dios que se llega a la existencia humana, a las vidas de todos y cada uno de nosotros silencioso y humilde, casi inadvertido, un Niño que concita todos los sueños.

Es menester abandonar literalidades, abstracciones o simples moralinas. Una liturgia y una fé escindidas de la historia nada tienen que ver con un Dios encarnado. La Palabra es Palabra de vida y Palabra viva, Dios nos habla hoy.

El Maestro menciona la historia de Noé y el diluvio, para conminarnos a estar atentos, para no abandonarnos al adormecimiento de la rutina, de los consumos mundanos, del más de lo mismo que diluye trascendencia y se traga todos los sueños.
Pero a diferencia de esos tiempos, no vendrá un diluvio terrible que arrase la iniquidad que abunda, sino más bien que hemos de esperar un tenaz rocío bienhechor que todo puede fecundar, alejarnos los desiertos, renovar toda la tierra en su esplendor y posibilidades frutales.

Aún así, no hay aviso ni calendario prefijado. La venida de Dios es nuestra certeza pero a su vez es que llega sin aspavientos ni preavisos rutilantes, y por eso la imperiosa necesidad de estar atentos, alertas, despiertos.

Hay señales que no hay que perder de vista. Cada acto de justicia. Cada gesto de compasión. Cada vida ofrecida a diario. El amor que acontece humilde y constante, signos ciertos de un Dios que es y está.

El Dios que llega rompe mansamente todas las férreas expectativas. No es un guerrero victorioso ni un rey que se impone con un poder arrollador. Sólo un Niño, tan parecido a todos nosotros que asombra y descoloca, que cuestiona e interpela.

Adviento es un tiempo bendito, un tiempo de Gracia para el encuentro con Dios y con el hermano.
Dios con nosotros, ayer, hoy y siempre.

Feliz y Santo Adviento

Paz y Bien


4 comentarios:

ven dijo...

Esto es lo que quiere hacer el Señor en Adviento: hablar al corazón de su
pueblo y, a través de él, a toda la humanidad, para anunciarle la salvación. Gracias, un gran abrazo fraterno, y un santo y feliz adviento.

Marian dijo...

¡Feliz y Santo Adviento Ricardo !
Esta tiempo de gracia, que nos regala la Iglesia,que la vivamos intensamente para encontrarnos con este Niño Amor, hecho Hombre por nuestro Amor...

Un abrazo fraterno.

Dios te bendiga siempre.!!

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Querida hermana Ven, Dios se hace Palabra y jamás -jamás- deja de hablarle a su creación.

Feliz y Santo Adviento. Abrazo grande

Paz y Bien

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Marian, es así, un santo tiempo que se nos regala sin medir méritos, pura Gracia, tiempo de encuentros y reencuentros

Dios te bendiga. Feliz y Santo Adviento

Paz y Bien

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