Responsabilidad









Para el día de hoy (30/09/16):  

Evangelio según San Lucas 10, 13-16




Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm eran ciudades bien conocidas por Jesús de Nazareth: todas ellas galileas, fueron objeto de sus desvelos, de su esfuerzo misionero, de su cercanía. En ellas realizó una multiplicidad de signos, se acercó a todos -especialmente a los dolientes-, llegando a instalarse en la misma Cafarnaúm, en la casa familiar de Pedro y Andrés, en una suerte de centro de su ministerio mayor incluso que su Nazareth natal.
En esas ciudades, especialmente en Corozaín y Betsaida, había escuelas rabínicas que a su vez eran reconocidos de estudios religiosos: a pesar de todo ello, en Cristo sólo hallaban a un revoltoso, a un rabbí pobre e irrelevante sin pergaminos o, en el mejor de los casos, al hijo del carpintero.

Aún así, y a pesar del duro lenguaje con el que el Maestro se expresa, no nos encontramos frente a una promesa de inminentes y terribles castigos sino más bien frente a las consecuencias necesarias frente a la ceguera, frente a la negación de lo que prevalece, de lo que no perece, de las cosas de Dios plenamente reconocibles en el actuar de Jesucristo.
En cambio de gratitud solemos desbordar apatía, soberbia y una pertinaz tozudez de aferrarnos a una vida sumergida, sin conversión.

El paso liberador de Dios por la existencia, paso bondadoso, generoso e incondicional implica que hemos sido elegidos como hijos, con amor de Padre, sin contar los méritos acumulados, pero también supone una responsabilidad, la responsabilidad de actuar de acuerdo a ello, con alegría, con entusiasmo, con la gratitud de quien, a pesar de todos los enormes problemas, descubre en cada amanecer una bendición.

Paz y Bien

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