Mares de confianza







Para el día de hoy (01/09/16):  

Evangelio según San Lucas 5, 1-11




Plano y contexto, contexto y plano.

En el plano simbólico, el mar representa para numerosas culturas de la antigüedad -especialmente la judía- el caos, las fuerzas nefastas que se oponen a Dios, que todo se tragan en terribles remolinos sin control. De ese modo, la presencia de Cristo y su impulso a navegar mar adentro posee el profundo significado que Él está aquí para rescatar a los hombres de las fauces del mal, de la perdición, e invita y define la misión de sus discípulos -la Iglesia- como misión de rescate, de salvamento/salvación.

En el contexto, varios de los discípulos de Jesús de Nazareth era pescadores avezados; su oficio, del cual dependía su vida y la de sus familias era, precisamente, la pesca. Por ello, que un campesino nazareno les indique lo que hay que hacer, en un horario intempestivo pues se pesca de noche, es cuanto menos descabellado. Justamente allí está el núcleo cordial de la lectura que nos ofrece la liturgia del día, confiar, confiar en Su Palabra -si Tú lo dices-.
Seguir confiando en Cristo aunque todo indique lo contrario, confiar a pesar de que nos tilden de locos, confiar aunque el mundo señale otros destinos. Confiar y actuar.

Esa confianza fructifica la vida, desaloja la muerte, hace que una inmensa cantidad de pequeños peces librados a su suerte permanezcan con vida. Asombrosos pescadores de hombres que se reconocen indignos de tal compañía, pues los pescadores son ante todo pecadores que no merecen estar en presencia de ese Cristo que siempre estará junto a ellos.

Navegar mar adentro de mares de confianza para que las redes crezcan jubilosas en servicio de paz, de justicia, de compasión.

Paz y Bien

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