La fé del centurión









Para el día de hoy (12/09/16):  

Evangelio según San Lucas 7, 1-10





Como su nombre lo sugiere, un centurión era un oficial que mandaba sobre una unidad de cien hombres; este oficial y esta clasificación solía ser parte de la estructura militar romana, aunque por el destino -Cafarnaúm- era muy probable que formara parte de los mercenarios contratados por Herodes Antipas para mantener el orden público. Las legiones romanas estaban estacionadas en otras áreas cercanas.

Siendo un militar de origen romano, sus orígenes seguramente fueran politeístas, concordantes con la fé imperial: por ello, como pagano, es un impuro que la rigurosidad religiosa de aquel tiempo desprecia. Ello se agrava con su identidad extranjera, cuyo poder militar humilla y oprime la Tierra Santa de Israel, con lo cual deviene un proscrito ajeno a la bendición divina.

Este soldado muestra, por un lado, ciertos rasgos bondadosos que no se corresponden con su oficio, respetuoso de la nación judía y de su religión, al punto de edificar una sinagoga. Pero por otro lado manifiesta una demoledora humildad, producto quizás de considerarse indigno y ajeno de ese Cristo que se llega hasta su ciudad que es su existencia.
En principio algunos notables de la ciudad, y luego algunos amigos suyos hablan por él, y transmiten su súplica. No sólo amerita una distancia absoluta entre Cristo y su persona, sino que tampoco se atreve a dirigirle la palabra directamente, quizás intuyendo cosas de un Dios totalmente otro, infinitamente distante, opuesto a un mundo que sólo expres opresión, muerte y dolor.

Aún cuando la distancia entre el Creador y la creatura es en verdad insalvable, ha quedado tendido un puente cordial y definitivo en Jesucristo.
Aún cuando todo sugiera que la fé sea un tema de pertenencias, rituales y doctrinas, desde ese Cristo que nos visita descubrimos que es una profunda cuestión de confianza y de vínculo personal.

De eso se trata la fé del centurión, de humildad y de confianza en Jesús de Nazareth y en la eficacia de Su Palabra a pesar de no contarse dentro del pueblo elegido.

Aunque nos descubramos indignos, Cristo sigue haciéndose presente en esa casa que es nuestra vida.

Paz y Bien


2 comentarios:

ven dijo...

La fe es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación. Gracias, un abrazo fraterno.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Un gran abrazo y la gratitud de siempre por su presencia y sus palabras

Paz y Bien

Ricardo

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