Extiende tu mano







Para el día de hoy (05/09/16):  

Evangelio según San Lucas 6, 6-11



Una mano seca o paralizada, en tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth -y en nuestro tiempo quizás también- implicaba una grave carga para el enfermo: significaba no poder trabajar y por ello la imposibilidad de ganar el sustento familiar, con lo cual quedaba gravemente comprometida la supervivencia. 
Pero también un hombre con ese problema es un hombre que no puede defenderse pues no puede empuñar un arma y está limitado en su vida afectiva, incapaz de caricias.
Sin embargo, dada la mentalidad imperante en su tiempo, es un hombre que no puede vivir en plenitud su fé pues no ha de realizar de manera adecuada las abluciones rituales ni loes gestos litúrgicos prescritos; más aún, la casuística religiosa de ese tiempo infería que toda patología era la consecuencia de los propios pecados o de los progenitores como justo castigo divino, y de allí que cada enfermo poseía el estigma de la culpa y de la impureza cultual.

En aquel tiempo se extremaba la observancia de los preceptos; ello no supone ningún juicio negativo de valor, pues hay mucho de respeto y devoción. El problema y el error estriba en la rigurosidad de los reglamentos por la pura letra, olvidando el deseo del Dios que le confiere sentido y al destinatario primordial, el hombre, la creatura. Es por eso que el Shabbat, originalmente un día de oración, reencuentro y celebración de la vida y la identidad devino quizás en un angosto momento terrible, regulado hasta el absurdo bajo apercibimiento de ejecución en el caso de los infractores recalcitrantes.

Pero cuando se omite el bien o se lo posterga, invariablemente se deja espacio para que se expanda el mal.

Ese hombre tenía la carga de la mano paralizada, pero los enfermos eran otros. En Cristo acontece el Reino, que es liberación y salvación, salud y libertad para todas las gentes.

En este día, el Maestro nos vuelve a decir: -Extiende tu mano-, para sanarnos del todo, para emigrar de todos los egoísmos, para extenderla fraternalmente al prójimo y socorrer al pobre y al desvalido. Manos sanas que enarbolen la justicia y edifiquen la paz.

Paz y Bien

1 comentarios:

ven dijo...

Muchas, gracias, un gran saludo fraterno .

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