Cristo desconocido








Para el día de hoy (22/09/16):  

Evangelio según San Lucas 9, 7-9




La curiosidad que despertaba el ministerio de Jesús de Nazareth - sus palabras y sus acciones- influía sobre una multiplicidad creciente de personas. Entre ellos, como lo destaca el Evangelio para este día, la inquietud de Herodes Antipas.
Esta inquietud es ominosa: no tiene nada de inocente ni posee intenciones veraces u honradas. Quizás haya en su carácter cierta superstición subyacente, más en sí se trata de cuestiones de poder puro en donde no hay espacios para la ética, la pura praxis sin un carácter rector y trascendente. Él había ordenado la ejecución del Bautista, y el surgimiento del rabbí nazareno, su influencia creciente sobre el pueblo, implicaba también un peligro, una amenaza que quizás no termine de identificar pero una amenaza al fin. Y los poderosos aplastan a las amenazas, aún cuando suponga la muerte de un inocente, y es otro indicio de lo que acontecerá en la Pasión.

Algunos sostenían que el Maestro era el Bautista redivivo, expresando en voz alta la carga de conciencia del homicidio y algo de temor a una venganza. Otros, que Jesús era Elías, que regresaba para restaurar a Israel. Finalmente, otros afirmaban que se trataba de uno de los antiguos profetas que había resucitado.
Todos ellos, aún aquellos que lo hacían desde la perspectiva del poder, no lo conocían. Ante ellos hay un Cristo desconocido aunque lo puedan ver y escuchar, pues siguen intentando que encaje en los viejos moldes de sus prejuicios.

Grave problema. No más viejos moldes, pues la novedad de Cristo y el Reino es absoluta, y no se deja demarcar por todos los escasos parámetros que se pretendan imponer.

Cristo era un desconocido y aún lo sigue siendo. Porque sólo se le conoce desde la fé, don y misterio, puente de encuentro de la Salvación y el amor de Dios.

Paz y Bien

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