Elevados








Exaltación de la Santa Cruz

Para el día de hoy (14/09/16):  

Evangelio según San Juan 3, 13-17




La cruz es la señal cristiana por antonomasia, y al igual que todos los signos no importa tanto por sí misma sino por la realidad a la que apunta, señala, infiere.

Así, en tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth la cruz es un escándalo y una maldición para la mentalidad judía y una locura para la gran mayoría de las gentes. Como eficaz y concienzudo método de ejecución del imperio romano, la cruz se reserva para los reos más abyectos, para los criminales marginales: al condenado se lo eleva al espanto de la cruz para que muera y para que su muerte sea una tenebrosa admonición a todo aquél que pretenda ir por el mismo camino.
Con el tiempo, se ha utilizado esa señal olvidando su significado primordial y a su vez implicó la identificación de una fé imperial, una fé que se impone, pero también una credencial abstracta, desencarnada, sin valor.

Cristo muere en la cruz fiel hasta el extremo a la voluntad del Padre: Verbo de Dios, Cristo en la cruz es la palabra definitiva de Dios que ama a sus hijos sin reservarse nada para sí. Por ese amor inclaudicable ha sido elevado por sobre toda la humanidad en su dolor y en su muerte en contradicción a toda lógica y a todos los poderosos de todos los tiempos. Amar y servir, esclavo de todos, servidor, Señor. 

La serpiente de Moisés se elevaba por sobre las cabezas del pueblo para que nadie muriera por la mordedura de la serpiente.
Cristo ha sido elevado en la cruz para que toda la humanidad viva, y viva en plenitud, gloria de Dios.

En esa cruz y por su entrega hasta al final también hemos sido elevados para que nadie más muera, para que no haya más crucificados, para decir con Él a todos los poderosos, a un mundo desbordante de injusticia, elevados desde el amor y el servicio, humildemente atrevidos a ser los últimos, los marginales, hermanos de los olvidados, llevando al hombro el dolor del prójimo en afanes de servicio y misericordia, la justicia y la salvación de Dios.

Paz y Bien

3 comentarios:

ven dijo...

Callemos a todo, para que en el silencio oigamos los susurros del amor, del amor humilde, del amor paciente, del amor inmenso, infinito que nos ofrece Jesús con sus brazos abiertos desde la Cruz. Gracias,

Anónimo dijo...

Amén, hermano. ¡Preciosa meditación la de hoy! (como todas las tuyas) Gracias.

Paz y Bien.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Gracias Ven, y gracias Felicitas por la presencia y las palabras que hacen presente la comunión.

Siempre me ha impresionado lo inseparable de la cruz, un madero que apunta hacia Dios, a lo alto, y el otro orientado al horizontal, a todos los hermanos, dos planos de la única realidad eterna, el amor de Dios

Dios las bendiga y acompañe siempre

Paz y Bien

Ricardo

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