Para el día de hoy (30/03/11):
Evangelio según San Mateo 5, 17-19
(Jesús observó desde niño la Ley y las tradiciones de sus mayores, como buen varón judío de su tiempo.
En su historia, la clave de la subsistencia social, religiosa y la de su propia identidad, el pueblo de Israel se aferró a los mandamientos y a la ley mosaica, en tanto se trataban tanto de la relación con los demás y de la relación con Dios como dos vertientes fundamentales.
Pero así también como se aferraban a ellos, también los elevaban a un status que poco tenía que ver con el mensaje vital de su Dios, a tal punto que es dable inferir que mandamientos, leyes y normas se deificaban, es decir, que se convertían en fines en sí mismos y no en camino por excelencia para que el tejido comunitario y trascendente prevalezca.
Y Jesús, ante todo, sabe bien qué se anida en los corazones de las gentes, y conoce con certeza que la ley por la ley misma tiene sólo por destino la opresión y el sometimiento. De allí su taxativa afirmación: no ha venido a abolir la ley, sino a darle pleno cumplimiento.
¿Qué significado puede su Palabra en nuestro presente?
Así como Él siempre nos ha insistido e impulsado a leer verazmente los signos de los tiempos, quizás debamos releer nuestra historia -personal, comunitaria, social y política- desde otra perspectiva, decodificando lo que permanece y denunciando todo aquello que es contrario a la gloria de Dios, es decir, la plenitud del hombre.
Tal vez entonces no haya mejor momento que el desierto de la Cuaresma para re-leernos en código de misericordia; leyes, normas y costumbres nos vuelven más humanos -más santos- cuando nacen y a la vez se encaminan desde la compasión y la justicia de Dios que se expresa eternamente en la Misericordia vivida a diario)
Paz y Bien
En código de misericordia
Contenidos:
Cuaresma 2011,
Evangelio para cada día
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