Para el día de hoy (26/07/17)
Evangelio según San Mateo 13, 1-9
En la invitación y enseñanza que la liturgia nos obsequia en el Evangelio para el día de hoy, hay una constante que recorre la lectura y tal vez, de tan evidente la pasamos por alto. Esa constante es que Jesús en ningún momento habla explícita y directamente de Dios, del Reino, de discípulos y Mesías, y si no fueran palabras del Señor, nos encontraríamos frente a una secularización peligrosa, en donde lo tradicionalmente sagrado ha sido dejado de lado.
Para colmo de males, el sembrador de su parábola es, cuanto menos, extraño y desaprensivo. Sin dudas es un trabajador que se ocupa de su tarea, aunque quizás no sea puntilloso en los terrenos diversos en donde las semillas caen, y en este sentido, es un trabajador eminentemente despreocupado pues parece no darse cuenta que está desperdiciando esas semillas tan valiosas.
Sin embargo, estamos en otro tiempo, un tiempo nuevo, el tiempo de la Gracia. Y para Cristo -nos cueste lo que nos cueste- el Reino ya mismo está entre nosotros, y a lo sagrado, a Dios, se lo encuentra en la vida cotidiana. Quizás debamos volvernos buenos ladrones, y esforzarnos por quitar a Dios de tantas imágenes muertas y volver a reencontrarnos con Él en las calles, en las plazas, en el hermano. Porque si el corazón es el altar primero, la compasión y la fraternidad son culto y liturgia verdaderos.
Quiera Dios que nos volvamos así, sembradores ocupados y a la vez despreocupados, despreocupados no por desidia sino por confianza. Porque la semilla infinita y eterna que se nos ha confiado -y que no nos pertenece- ha de crecer, germinar y rendir frutos impensados, magníficos, santos.
Paz y Bien
1 comentarios:
Saber escuchar es una manera saludable de contribuir a la felicidad del otro.
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