El Reino se revela a los pequeños









Para el día de hoy (19/07/17):  

Evangelio según San Mateo 11, 25-27




Las lecturas lineales nunca son buenas ni justas y suelen eludir la profundidad de la verdad, arañando apenas la superficie literaria. Por ello es menester siempre andar paso a paso, rumiar espiritualmente el alimento eterno que es la Palabra. Permitirnos que la Palabra nos vaya transformando.

Así entonces, los pequeños que expresa el Maestro no hace una referencia a una edad cronológica, a un pretérito ámbito pueril ni tampoco una reivindicación de la inocencia. Los pequeños son los pobres, los marginados, los que se suele descartar a la vera de todo, los que no cuentan para nadie, los que no saben expresarse muy bien, aquellos tan habituados a las malas noticias. Los que sólo pueden encontrar esperanza y reconocimieno de parte de Dios, pues todos los demás le dan la espalda.

En contraposición, los sabios y prudentes son aquellos que nadan en el cieno de la autosuficiencia y en el fango de la soberbia, aferrándose a los boatos que los llevan a despreciar con fervor a los más humildes. En los tiempos del ministerio de Jesús de Nazareth, los sabios eran los que tragaban bibliotecas enteras pero solían carecer de piedad y amor. A lomos de su erudición -que no sabiduría-, tomaban distancia del resto del pueblo, pastores sin aroma a ovejas.

Esos hombres eran tan expertos en las Escrituras como en cerrar su corazón a las cosas de Dios y por ello las cosas del Reino se les ocultan.

No es preciso encaramarse a profusas elucubraciones, pues no se trata tanto de razón como de co-razón.

El Reino se revela a los pequeños, a los sencillos, a los que carecen de todo. Mucho más que preferencia puntual, se trata del asombroso amor de Dios, de un Dios que se nos revela Padre eterno, tiernamente parcial con los débiles.

María de Nazareth lo sabía bien, y cantaba con su alma a ese Dios magnífico que exalta a los humildes y dispersa a los soberbios.

Con Cristo, alegrémonos serenamente que el Reino resplandece aún en la mirada de los pequeños, y desde la compasión y el servicio, edifiquemos justicia y esperanza.

Paz y Bien

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