El cáliz de Cristo









Santiago Apóstol, patrono de España, patrono de Bilbao 

Para el día de hoy (25/07/17) 

Evangelio según San Mateo 20, 20-28




El episodio sucedido con la madre de los hijos de Zebedeo -nótese el desmedro de la mujer, son hijos de Zebedeo antes que de ella- revela un gran problema enraizado en los corazones de todos los discípulos, mucho más que las ansias, erradas o nó, de prosperidad de una madre para con sus hijos. Por eso mismo el tenor y el tono de la respuesta de Jesús será mucho más leve y comprensivo para con ella que para con el resto; al fin y al cabo, se trata de una madre que se preocupa por el futuro de sus hijos, Santiago y Juan, conocidos también como boanerges o hijos del trueno por sus caracteres usualmente bravos y encendidos.

Pero también el requerimiento de esa madre esconde una gran incomprensión de la misión de Cristo, del misterio del Reino y de la perdurabilidad de ciertos esquemas viejos a los que no permiten que sean pasado. Porque tanto Santiago como Juan y todos los demás imaginan a un Mesías glorioso y reinante, vindicante de su pueblo que aplasta a sus enemigos y que gobernará como monarca y caudillo real la tierra que Dios concedió a sus mayores.
Los otros diez discípulos se enfurecen de indignación, más no por el pedido inusual: ellos piensan del mismo modo. En realidad, están enojados porque esos dos hijos de Zebedeo se les han adelantado.

Santiago y Juan, Juan y Santiago -con mucha ligereza- se declaran aptos y seguros a la hora de confirmar que beberán el mismo cáliz de Cristo. Sin embargo, ellos siguen pensando en esas categorías mundanas de poder e imposición.
Pero el cáliz de Cristo contiene el vino bueno, nuevo y santo del Reino, vino de la vida ofrecida generosamente, vino del servicio, vino de la fraternidad, vino de la abnegación, vino del hacerse último para estar en el mismo sitio y con el mismo corazón de aquellos a los que nadie quiere, a los que nadie escucha, a los últimos entre los últimos.

Santiago finalmente, por su unión a Cristo y una amistad entrañable será un misionero tenaz y un fiel testigo de la Buena Noticia, y así su cáliz será el del Señor, amor hasta las últimas consecuencias, vida que se hace bendición para los demás.

Que Santiago el Apóstol ruegue e interceda siempre por España, y que su pueblo prospere en paz y en justicia.

Paz y Bien

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