Un Dios insolente

Para el día de hoy (02/08/11):
Evangelio según San Mateo 15, 1-2. 10-14

(Los fariseos estaban escandalizados por la conducta de los discípulos, la que era avalada frente a la multitud por Jesús; les recriminaban -a partir de la negativa a seguir determinadas abluciones de precepto- no seguir las costumbres férreamente instauradas y divinizadas en sus mentes.

Pero el Dios de Jesús es un Dios insolente, que no se deja atrapar en esquemas y estructuras, Dios de toda liberación, Dios de la sonrisa transparente, ajeno a todo rictus severo de juez y verdugo.

Esta situación no nos es ajena ni desconocida: desde aquellos tiempos a estos se ha pretendido manipular a Dios a partir de ciertas prácticas religiosas, piedad específicamente delimitada y regulada por cánones pero sin un corazón de respaldo.
Se trata de esa religiosidad aferrada a los premios y castigos, la de los méritos cuantificables que se acumulan en el haber pretendidamente espiritual para así conseguir los favores divinos.

Si hay un término que congrega las enseñanzas del Maestro y las puertas abiertas del Reino es precisamente Gracia, el universo infinito de lo gratuito, de lo dado incondicionalmente, regalos de un Dios enamorado de su creación hasta lo impensado, un Dios que no exige ni impone, un Dios alejado de observancias estériles, un Dios que se expresa en la compasión y al que se le rinde culto primero en el socorro a los necesitados, en el auxilio a los caídos, en la misericordia que se respira a cada paso)

Paz y Bien