El otro mundo

Para el día de hoy (12/04/11):
Evangelio según San Juan 8, 21-30

(La gran tentación, y el gran error que suele acompañarnos tiene un cariz fariseo: es aquel que nos conjura y compele a pensar que las cosas de Jesús pertenecen al más allá, al "cielo", bien escindidas de los aconteceres del aquí abajo, del más acá.
En esa tentación caemos asiduamente, pues nos hemos encerrado en esquemas y estructuras que nos transforman en verdaderos discapacitados, inútiles descubriendo a Dios en cada gesto, incapaces de acercarnos al hermano.
Así entonces, suceden los escándalos: unos, que se escandalizaban de que el Maestro curara a un enfermo en sábado. Otros, que hoy mismo se rasgan los vestidos de su alma cuando se transgreden ciertas normas por ejercer lo verdaderamente santo, la compasión y la misericordia, aún cuando no se pida permiso, aún cuando no sea de acuerdo a las normas impuestas.

Son dos mundos: el de las normas rígidamente estériles, el de la liturgia vacía de corazón, el de los preceptos y el olvido del hermano puntillosamente observados.
Y está también el otro mundo: el del sacrificio para que al menos un hermano viva, el del culto genuino traducido en el socorro al caído y la protección del más débil, en el pan que se comparte y reparte y alcanza para todos y aún hay más, mucho más para los que vendrán, el mundo de la solidaridad y la esperanza militante.

El pueblo de Israel miraba el estandarte de serpiente levantado por Moisés para salvarse de la ponzoña, de la acción mortal del veneno.
Este pueblo se salva con la vista y el corazón puestos en la cruz como amor mayor.
Pues la cruz no es tanto cadalso y horror mortal, sino salvación a partir de la ofrenda santa de entregar la vida por los demás.

El otro mundo entonces tiene el color del presente y un destino de eternidad, y l idioma del aquí y ahora mirando a ese Cristo levantado en los maderos cruzados, hombre quebrantado de dolores, Dios aquí abajo muriéndose para que todos vivan.

Tanto ama Dios al mundo que Jesús, muriendo y resucitando, permanece entre nosotros, y resplandece en la solidaridad, la compasión y la generosidad)

Paz y Bien

4 comentarios:

Salvador Pérez Alayón dijo...

Se conjugan mutuamente y cuando uno falta el otro lo delata. Es la coherencia de la fe que deriva en obras y si una coexiste sola, la otra lo denuncia por falsa y farisaica.

Todos lo descubren y lo saben, por eso nadie se llame a engaño cuando llegue el atardecer de su vida.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS

Edit dijo...

Me llevo esta meditació´n: "la cruz no es tanto cadalso y horror mortal, sino salvación a partir de la ofrenda santa de entregar la vida por los demás."
Nuestro Amado, nos enseña hasta en los últimos instantes de su agonía, que todo lo debemos vivir por amor a los demás.
Esa es la esencia de una vida plena y trascendente.
Te dejo mi afecto y un abrazo, querido amigo.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Nada más certero, hermano querido (la coherencia anda en default en estos días que nos tocan vivir)
Un abrazo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Así es Edit: mientras no nos convenzamos corazón adentro que la felicidad pasa por salir de nuestras caparazones al encuentro del otro, y vivir en el otro y para el otro, no habrá alegría ni felicidad, sólo sucedáneos para aliviar nuestras conciencias por un rato nomás
Un abrazo grande y un agradecimiento inmenso por tu compañía y presencia constantes.
Paz y Bien
Ricardo

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