Justicia, cercanía y conversión

Para el día de hoy (14/12/10):
Evangelio según San Mateo 21, 28-32

(Jesús pone al descubierto, mediante la parábola con la cual enseña, las intenciones maliciosas de los religiosos profesionales de ayer y hoy: en términos sencillos, todo lo que diga el Maestro no les resulta nuevo, ya está previamente digerido, clasificado y rechazado desde su corazón. Gentes expertas en la declamación pura, esto es, masters de la apariencia y prácticos habituales en el parecer -de la boca hacia afuera- antes que en el ser -corazón adentro-.

Al igual que Juan el Bautista, Jesús hace a las almas un llamado a la justicia; no se trata tanto del cumplimiento de leyes y normas ni tampoco de una cuestión tribunalicia, sino más bien de ajustar la voluntad propia a la voluntad de Dios en el día a día, en cada gesto, en cada palabra, en cada silencio, en cada latido.
Quizás por ello debamos volver, comenzando con el Bautista y siguiendo con Cristo, a descubrir la justicia como una cuestión ante todo cordial, con raíz en los corazones y sintonía plena con el Dios de la Vida.

En los rostros de los soberbios duele su Palabra: prostitutas y pecadores preceden a autosuficientes y piadosos observantes en el Reino.
No es una reivindicación de las miserias humanas, ni tampoco palabras de condena: es uno de los frutos mejores de la Misericordia, es decir, la increíble cercanía del Dios Viviente para con sus hijos perdidos -será porque el amor se demuestre primero en los momentos difíciles y oscuros de la existencia, y no tanto en las comodidades-. El llamado a la conversión, la pedagogía del regreso es apremiante, urgente, imprescindible.

Más aún: la parábola de la que se vale el Maestro para enseñar habla de dos hijos, uno capaz de reconocerse pecador y necesitado de volver a realizar las cosas de su Padre; el otro, pretendido obediente que se queda en la declamación, pero no vá más allá. Uno es causa de fiesta y celebración -ha regresado a la casa del Padre-, el otro es motivo de tristeza -se queda en banales formalidades pero no converge ni hacia el Creador ni hacia el prójimo-.

Sin embargo, es una de las claves escondidas del Adviento, pequeña llave envuelta en el pañal de un Niño Santo que está por llegar: Dios es Padre y a esos dos hijos -con todo y a pesar de todo- los ama por igual, apasionadamente, con afecto entrañable, y es capaz de cosas increíbles por ellos.
Tan increíbles como hacerse uno más entre ellos, Niño frágil en los brazos de su Madre)

Paz y Bien

2 comentarios:

Edit dijo...

Que hermosa manera de enseñarnos a vivir la palabra!!!
Tus meditaciones son tan dulces al espiritu que con cada visita, me haces alabar al Señor con más amor.
Gracias querido amigo, me hace feliz descubrir en tus palabras el Amor que Dios nos tiene a todos.
Te dejo un abrazo y todo mi cariño.

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Edit, tus palabras son motivo de una gran alegría para mí; últimamente se me hace bastante complicado el día a día -y no sólo con el blog- pero ecos y resonancias como los tuyos hacen que todo valga la pena.
Los amigos nos sostienen siempre,esténm donde estén.
Un abrazo grande
Paz y Bien
Ricardo

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